La entrevista estaba pactada para las 10h30, pero a Medardo Mora unos arreglos en su oficina privada -ubicada en el edificio El Vigía- le habían ocupado más tiempo del que pensaba. Se lo notaba un poco sudado, pero con la formalidad que lo caracteriza.
Llevaba puesta una guayabera blanca y un pantalón azul, como cuando iba a la universidad. Estaba tranquilo, pero con mucho qué decir.
El Diario (ED): ¿Cree usted que detrás de su salida hubo gente de la misma universidad?
Medardo Mora (MM): Es posible, pudo haber un sector que estaba pensando en el nuevo rector, o tal vez el aspirante a rector pensó que yo estaba apoyando a alguien, sinceramente prefiero hablar de las cosas buenas. Pero en realidad nunca esperé que el Consejo de Educación Superior (CES) irrespetaría la autonomía de la universidad, porque ya habíamos comunicado una prórroga de mis funciones por 90 días, pero tenían una especie de deseo deliberado de que me fuera, les era incómodo porque yo no soy sumiso.
Los mensajes. Un vaso con agua reposa en la mesa, Mora lo bebe lentamente. Tiene 72 años y 29 los pasó como rector de la Universidad Eloy Alfaro.
Habla de lo que pasó el 16 de abril, cuando dejó el cargo. Dice que su teléfono no paraba de sonar. Hasta ahora, el buzón de entrada de su Samsung está lleno de mensajes. Todos quieren saber qué pasó con el “doctor” Mora.
ED: ¿Por qué tomó la decisión de irse?
MM: Mire usted, esto es sencillo. Si yo no salía de la universidad la intervenían. Porque hubiera sido fácil decir, señores del CES aquí está la resolución de la prórroga de mis funciones y yo sigo como rector, pero si lo hacía podían éstos con la soberbia y el capricho asegurar que eso era ilegal y desconocían al Consejo Universitario. De ningún modo iba a sacrificar a la universidad.
ED: ¿A más de esto, usted cree que hubo traición?
MM: Es una pregunta que espero que el tiempo me la responda, hasta hoy siento que en la universidad hay ambiciones desatadas por captar el rectorado, lo que sí hubo es gente inconsecuente, no conmigo, sino con la universidad.
Año sabático. El reloj marca las 11h30 y Medardo aborda varios temas. Habla del año sabático que se va a dar. De aquel hijo que se le fue prematuramente (murió a los 28 años). Del sacrificio de su familia por su trabajo, de los problemas del alma máter.
Recuerda que hubo un tiempo en que fumaba una cajetilla y media de cigarrillos al día. Luego dejó el vicio y le llegó uno que le fue imposible abandonar: la universidad. Del primero se retiró poco a poco, del último no tuvo el tiempo suficiente para alejarse.