Actualizado hace: 937 días 11 horas 58 minutos
ARTURO SANTOS DITTO
Dudosa solidaridad

La Constitución de la República ampara en el Ecuador la propiedad privada. Luego las leyes civiles, penales y especiales, regulan ese amparo que estimamos en muy justificado; es más, sectores de propiedades municipales o del estado, están inmersas en el amparo brindado.

Jueves 16 Abril 2015 | 04:00

 La demagogia de anteriores gobiernos nacionales y municipales, enmarcados en la partidocracia del neoliberalismo, a conciencia fomentaron la acción ilegal de la invasión, no tan solo en la provincia del Guayas sino en todo el país, más notorio en la ciudad de Guayaquil, que a consecuencia de ser ella puerto y la ciudad comercial más importante del Ecuador, para donde han emigrado o emigran familias de la misma o de distintas provincias ecuatorianas. 

El gobierno nacional actualmente está empeñado en terminar con el levantamiento de viviendas desordenado en sectores invadidos, lo que estimamos también debería estarlo la municipalidad de Guayaquil. A consecuencia de esta determinación se han programado desalojos, no sorpresivos, según hemos conocido por la prensa, sino con previa comunicación a los invasores, inclusive con la propuesta de que se inscriban para que puedan ocupar sectores urbanizados por medio del MIDUVI.
En estos últimos días se ha dado un desalojo en las condiciones anotadas, y cuando este ha ocurrido, en cumplimiento de la ley, el Municipio de Guayaquil se ha sentido “condolido”, llegando hasta instalar tres carpas para albergar a un grupo de desalojados. Al decir de la vice alcaldesa, señorita Doménica Tabacchi, la actitud municipal es un acto de “solidaridad”, que al Gobierno aparentemente ha disgustado.
No puede aceptarse actos de solidaridad, por más humanos que parezcan serlo, cuando se están interrumpiendo procesos administrativos legales, con motivación social y de humanismo, porque no es que se está enjuiciando por la vía Penal a los invasores, sino que más bien, se les está dando la oportunidad de asentarse decentemente. Ante esta actitud municipal, nos preguntamos, señor Director, que también deberíamos ser solidarios con un criminal, un violador, o con cualquier otro ciudadano que delinca, por el hecho de que tiene familia que va a padecer con la condena que reciba el jefe del hogar. Si el Municipio quiere hablar de solidaridad honestamente, por qué no se solidariza con los vendedores ambulantes, que son perseguidos, inclusive robados, porque consideran que la presencia de estos afea a la ciudad. La actitud de estos ciudadanos del cabildo municipal está viciada de demagogia y eso no es correcto. La verdad aunque duela.
 
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