En el lugar hay comuneros que dicen pertenecer, unos a Montecristi y otros a Jipijapa. Pero en lo que están de acuerdo los más de 1.400 habitantes es en la falta de obras básicas.
Dolores de López, quien vive frente a la Iglesia, asegura que desde que se comenzó a hablar de la solución a los problemas limítrofes, las autoridades municipales de ambos cantones, han comenzado a realizar pequeñas obras, dicen.
parque. En la parte alta de la iglesia se observa flamear una bandera de Jipijapa. En un poste de alumbrado público hay un cartel que informa la construcción del parque de Manantiales en 48.383,68 dólares, que debe estar listo en 60 días y cuyo contratista es Jimmy Cevallos y Germán Azúa el fiscalizador. La obra fue contratada por la municipalidad de Jipijapa.
La semana pasada los obreros ubicaban adoquines de colores en la parte interna.
“Como quieren que seamos de Montecristi nos vienen a ofrecer obras. Durante muchos años no nos atendieron y se quisieron llevar el agua subterránea”, dice López.
Lucía Santana y Nataly Menoscal, aseguran que ellos son habitantes de Montecristi. Santana señala que en Montecristi realiza todos sus trámites legales y se beneficia de los servicios básicos.
Menoscal indica que en Manantiales no hay el bachillerato y tiene que ir hasta el sitio Membrillal para graduarse. Otro reclamo de Santana es el servicio de energía eléctrica. “Hasta dos días nos quedamos a oscuras”, dice.
Para Jimmy Cevallos la prioridad de obra actual es el mejoramiento vial. Desde Montecristi hasta Manantiales hay más de 14 kilómetros y más de siete están intransitables.
“No estamos para ningún alcalde. Lo que queremos es obras”, dijo José Mero, un obrero contratado para la reconstrucción del parque.
Manifestó que tanto en Manantiales como en Río Bravo hacen falta muchas obras como el mejoramiento de la carretera, lastrado de calles, alcantarillado sanitario y pluvial y una planta para potabilizar el agua subterránea.