Actualizado hace: 936 días 16 horas 33 minutos
Lenin Manuel Moreira M.
Crear la necesidad…

E s una táctica del capitalismo en una estrategia global e integral a través de los medios masivos de publicidad que cumplen su labor de empresas, lo que significa que a quien le toca interpretar la oferta es al lector o receptor del mensaje de los organismos comerciales.

Martes 31 Marzo 2015 | 04:00

Estos son los que alientan con anzuelo subliminal la conciencia ingenua del ciudadano para inclinarlo al peligroso estado del consumismo, puente inexorable y buen cofrade de la especulación.
Si bien es cierto vivimos en la era tecnológica y debemos aceptarla y acoplarnos a ella por razón de la dinámica social, no significa que nos subordinemos totalmente a aquello que no es inevitable necesario en las prioridades intrínsecas de nuestra economía, cayendo en la vanidad de sólo poseer, frivolidad que hábilmente explota la publicidad comercial.
Evidentemente, aunque el acaparamiento y el alza indiscriminada de los precios de artículos de primera necesidad enfrentan sanciones legales, ambos siguen siendo problema de la sociedad, ayer, hoy y mañana. 
Para el primero su sanción consta tipificada en las leyes; la segunda encuentra subterfugios para “justificar” la causa del encarecimiento o elevación de los precios.
Lo cierto es que en cadena de comercialización el último eslabón que es el consumidor -que se diferencia del consumista compulsivo- recepta la especulación que es aceptada, como paradoja, de “explotación legal” por el sistema.
Y que enfrenta al vendedor y comprador directo ante la sutil y antiética intervención del intermediario, personaje siniestro que le da el valor comercial agregado a los artículos que adquiere en los sitios de producción para imponer  el precio irrisorio al campesino o pescador artesanal que son los legítimos generadores de la producción y abundancia, pero que no la reciben porque  están irremisiblemente en las garras del individuo referido, causante de la especulación con los víveres.
El gobierno central y las autoridades provinciales y locales se empeñan en frenar el acaparamiento y la especulación, pero esa negativa actitud es un cáncer enquistado en la conciencia del explotador y en la cultura -con las honrosas excepciones- del consumidor.
Ante este panorama sólo queda buscar estrategias para contrarrestarlas y una de ellas, la más eficaz, aparte de las legales, es no consumir los productos que se encarecen, para lo cual es preciso revestirse del carácter y la personalidad para adquirir aquello que está en cosecha, porque sucumbir ante el hábito de consumir determinados productos -caso típico el picudo- es hacerle el juego a inescrupulosos con el membrete de comerciantes.Carnaval y fiestas religiosas son pretextos para la explotación. 
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias