Y es en estas circunstancias cuando se notan los problemas que someten a los pequeños comerciantes en el cumplimiento de su trabajo, los mismos que deben afrontar los clientes superando las incomodidades.

En Portoviejo funcionan dos mercados barriales, el uno cercano a la parroquia Andrés de Vera y el dos contiguo a la del San Pablo, en sectores opuestos; ambos presentan comunes falencias como insalubridad, carencia de organización efectiva y ausencia de obras complementarias para una adecuada atención.

A pesar de que en los dos en su interior hay espacios para los vendedores, muchos prefieren laborar en los pasillos, obstaculizando el paso, manifestando que afuera venden más.

En el número dos varios comerciantes de vegetales y frutas ejercen su actividad en medio de charcas de agua y lodo, cuando llueve.

Entonces, el cambio de chip municipal debe llegar a estos lugares para beneficio de la salud cantonal.