Actualizado hace: 937 días 10 horas 55 minutos
Manta
Hacen trabajo sucio

A Danny Véliz lo apodaron “Lagarto” hace 10 años, cuando empezó a bucear entre las aguas servidas.

Lunes 30 Marzo 2015 | 04:00

Pero a él no le avergüenza ni el apodo ni su trabajo. 
Al contrario de todo, sólo sonríe y explica el por qué de “Lagarto”. 
“Me apodaron así porque mi trabajo consiste en nadar en las aguas negras y meterme en las alcantarillas de excrementos”, dice. 
Antes de dedicarse a esto él ya limpiaba alcantarillas por fuera, ahora lo hace por dentro. 
Tiene 39 años de edad y empezó a bucear a los 29, sin experiencia, sólo con la curiosidad de hacerlo. 
Ariel Romero también bucea desde los 19 años de edad, ahora tiene 21 y asegura que su trabajo no lo avergüenza. Él es consciente de que la sociedad es “prejuiciosa”, pero añade que todo depende de la importancia que se le dé a la crítica. 
Romero cuenta que nunca ha sufrido un accidente ni riesgo durante su trabajo. Él ha ingresado en alcantarillas y cajetines muy profundos. Allí el riesgo aumenta, porque no se ve nada debido a la suciedad del agua.
A las redes. Los buzos tienen como tarea ingresar a las redes sanitarias para limpiarlas.
Ellos se sumergen con tachos o pomas para allí ubicar toda la sedimentación o desechos que encuentren.
El objetivo es dejar limpia la red para evitar un colapso o taponamiento del sistema.
Ellos están preparados con los mismos equipos que un buzo de mar. 
En el fondo de las aguas negras la respiración con el tanque de oxígeno debe ser perfecta, para no ingerir el agua contaminada. 
Aunque el riesgo en la salud sea alto para estos buzos, todos afirman que se sienten bien y que, si en otras ocasiones se han enfermado, no ha sido ésta la causa.  
Estos hombres que nadan entre las aguas negras estuvieron en Manta hace varios días. 
Trabajan para una empresa guayaquileña que fue contratada para limpiar la estación de aguas servidas Miraflores. 
Antes de ingresar verificaron que el equipo esté óptimo. Dentro de la gran poza se sumergieron con baldes para retirar los desperdicios. 
Al salir se echan agua limpia con todo y traje, para disminuir el mal olor. Luego se bañan con detergente, alcohol y champú, para evitar que en el cuerpo se quede impregnada la contaminación.   
Así estos hombres de Guayaquil terminan el día de labores en cualquier parte del Ecuador, sumergidos hasta por cuatro horas cada día en el “estómago” del país.  
WILSON: el TRABAJO SE DEBE HACER CON TRANQUILIDAD
Wilson Noboa tiene tres años en esta tarea. 
En su experiencia no recuerda haber pasado por algún inconveniente mientras ha cumplido con su trabajo. Lo que sí tiene claro es que el riesgo existe, pero hay que tratar de hacer las cosas con tranquilidad.  
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