Actualizado hace: 937 días 11 horas 48 minutos
Libertad Regalado
Migue Donoso Pareja 

Conocí a Miguel en la década del ochenta del siglo pasado, con motivo de seminarios de literatura como parte de “La Flor de Septiembre”. A partir de esos encuentros seguí frecuentando su amistad y participé en uno de sus talleres de escritura. Durante tres años asistí de puntual a las jornadas de trabajo, en que fui descubriendo al gran crítico literario, al escritor, al culturólogo, al ensayista y al amigo, pero ante todo al maestro, exigente hasta la saciedad, que me enseñó a no conformarme con lo fácil, sino a buscar la excelencia en todo lo que realizara, a convertirme en una crítica de mi propia vida y en una lectora incansable.

Jueves 26 Marzo 2015 | 04:00

 Aprendí a ver la literatura desde otra tesitura, no la de colegios o universidades, sino esa que te invita a conocer más allá de lo que está escrito, a indagar en la génesis del texto, saber que cada cosa que escribimos es hija del pasado, del presente y de lo que está por venir, que la escritura se cocina con todo lo que nos entra por los sentidos y que a veces la realidad es más fantástica que la ficción.

Por razones de trabajo pedagógico dejé de frecuentar los círculos de escritores, aunque de manera esporádica asisto a uno que otro encuentro de literatura o presentación de libros tanto en Manta, Quito o Guayaquil, Pocas veces pude encontrarlo y dialogar afectuosamente unos cuantos minutos; y desde luego la pregunta de él ¿Sigues escribiendo? Para de manera inmediata decirme: Eso es algo que nunca debes dejar de hacerlo.
La última vez que lo vi, fue con motivo del Doctorado Honoris Causa que le otorgó la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, allí saboreamos una vez más la inefable conversación del maestro y amigo. Hoy me desayuno con el anuncio de su deceso, una muerte que enluta a nuestro país, ya que perdemos a una de las figuras más completas de la literatura ecuatoriana. 
Abarcó casi todos los géneros literarios: poesía, cuento, novela, crónicas; y desde sus ensayos se convirtió en un defensor de la identidad ecuatoriana, y muy crítico a la hora de abordar la identidad guayaquileña (Identidad guayaquileña, 2006) enemigo de ese regionalismo que tanto daño ha hecho al Ecuador, surgido de los intereses económicos de la clase dominante que cohabita en las dos ciudades que configuran el llamado bicetralismo (Ecuador Identidad o esquizofrenia, 2000).
Ahora que sus cenizas están esparcidas en ese mar que tanto amó, toma vida una frase premonitoria  de su novela “Nunca más el mar” (1981) -te enredas, todo te enreda, no puedes salir de Guayaquil, has de morir en Guayaquil-. 
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