Aquello ha despertado la preocupación en las organizaciones que luchan contra la violencia de la mujer. 

La Policía informó que Virginia Villamar, quien murió el lunes en la madrugada al recibir 22 puñaladas, había denunciado a su marido Teobaldo Saltos. 

El fiscal Paco Delgado explicó que Saltos se suicidó luego de matar a Villamar. 

Otro caso similar también se registró el domingo 15 de febrero, en la parroquia Leonidas Proaño de Montecristi, cuando según las investigaciones de la Policía Carlos Espín asesinó a su esposa, Rosa Cedeño, para luego suicidarse.

Genny Delgado, directora de la Fundación  Río Manta, explicó que el 90 por ciento de las mujeres que buscan atención en la entidad tras ser víctimas de agresiones,  prefieren no denunciar a los maridos porque creen que no están en peligro.

“El riesgo es grande, y como resultado están aquellas muertes consideradas por la Ley como femicidios. Lo peor es que los asesinos se suicidan porque saben que ahora enfrentan una pena de 26 años de reclusión”, explicó la experta.