Actualizado hace: 937 días 2 horas 11 minutos
Manta
La inspiración de las profesoras

Cecilia Vélez es una de aquellas madres a las que dan ganas de pedirle adopción.

Lunes 23 Marzo 2015 | 04:00

Ella tiene tres hijos, dos de ellos con discapacidad, y unos nueve “de corazón” en el instituto Angélica Flores, un lugar donde estudian menores con discapacidad. 
Cuando termina su labor como maestra acude a su casa para concentrarse en el cuidado de sus dos hijos con problemas similares.
A Cecilia la inspiración “le llegó de golpe”.
“Es como si el destino te dijera que tú naciste para esto”, dice.  Quería ser maestra parvularia y cuando se convirtió en madre de un hijo con discapacidad reafirmó su decisión. 
Añade que su hijo mayor tiene 22 años y a pesar de su edad sigue siendo su niño. El que la inspira en su trabajo. El que día a día la convence de que lo que hace es algo especial. 
La amiga de elsa. Elsa Forty Mendoza tiene un recuerdo vago de aquella muchachita que llegaba todas las tardes a verla jugar básquet en el colegio. Ni siquiera era estudiante. Solo se trataba de una adolescente con discapacidad auditiva que miraba cómo las otras niñas corrían tras un balón. 
Esa muchachita se convirtió en la inspiración de Elsa.  “Fue mi amiga durante un año más o menos, era sordomuda, nos comunicábamos por señas y yo sin saber mucho de aquello, pero luego, cuando estaba en la universidad, pensé que debería estudiar para ayudar a estas personas”, expresó. 
Ella también es profesora del Angélica Flores. Allí  laboran 41 personas que se desempeñan en el área educativa y terapéutica.  Elsa lleva 20 años vinculada a este tipo de cátedra. Sus alumnos son niños con discapacidades múltiples (auditiva, motriz, intelectual, entre otras). Comenta que trabajar con ellos requiere de un esfuerzo adicional, pero está segura de que esto es lo suyo. “Hago lo que me gusta y por eso me esfuerzo en capacitarme”, indicó.
Cifras. De acuerdo con las estadísticas del Consejo Nacional de Igualdad de Discapacidades (Conadis), en Manabí hay 181.500 personas con discapacidad, de las cuales el índice más elevado es por incapacidad o falta de miembros (brazos y piernas) por causa de la poliomielitis, enfermedades congénitas o accidentes de tránsito. Le sigue el síndrome de Down.
Lily Vélez también tuvo su inspiración: un sobrino con discapacidad motriz. 
Cursaba los últimos años en la carrera de parvularia y por asignación del Ministerio de Educación  llegó a dar clases al Angélica Flores.  “Fue muy bonito, porque aquí vi a muchos niños que tienen el mismo problema de mi sobrino y pude entender para luego ayudarlo”, indicó. 

 

Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias