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DEL RINCÓN DEL VAGO
DEL RINCÓN DEL VAGO
Por: Pedro Vincent Bowen
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Domingo 08 Marzo 2015 | 04:00

Por honestidad periodística, debo advertir que lo que vais a leer, ha sido pirateado del Rincón del Vago. Por lo tanto, el tema ya pasó a ser de “propiedad pública”, tal se sostiene en algunas famosas tesis de graduación.

El man de esta historia arrastra el peso de una infancia infeliz por la carencia de un referente paterno de quien sentirse orgulloso. No tener un arquetipo a quien emular lo convierte en un ser rebelde, mal enquistado en el sistema al que quería pertenecer. Pendenciero, lenguaraz y sabelotodo desde niño, no logra ser aceptado en la sociedad de Guayaquil, su ciudad natal, que lo desdeña por su inflamada arrogancia y por su arribismo. Pronto deja el puerto en busca de otros mundos que lo alejaron de su triste niñez, y que lo acogieron como a uno de los suyos, sin discriminación. Su secreta ambición era el poder. Uno de los resortes, tal vez inconsciente, que lo impulsa hacia la cumbre, era la necesidad de vengarse de quienes lo habían repudiado, para desde el máximo sitial, demostrar que vale más que todos los “imbéciles” que deben rendirle pleitesía. Llega a la presidencia de la República. El narcisismo late bajo la banda bordada con la leyenda: “Mi Poder en la Constitución”.
Muy pronto afloró el ser oculto tras la máscara de benefactor. Si tenía el poder, debía ejercerlo. Ordena sus primeras acciones autoritarias. Combate al Congreso que pretende maniatarlo y hábilmente maniobra para conseguir dominarlo. Controla todos los poderes del Estado, al tiempo que inventa enemigos con los cuales alimenta al imaginario popular, siempre sediento de circo. Hostiga a la prensa y combate a todo aquel que osa expresar ideas contrarias a las suyas. Varios periodistas son perseguidos y sometidos a feroz mordaza.
Consolida su dictadura disfrazada de democracia con las reformas a la nueva Constitución redactada a su antojo. Fortalece el presidencialismo para ejercer el poder a su gusto. Se ocupa de la obra pública y de construir vías de comunicación. A su paso, siembra vientos y cosecha tempestades. El resentimiento lo impele a insultar a medio mundo. No practica la virtud de la tolerancia. Hay varias manifestaciones de rechazo a su régimen, y antiguos aliados se alejan de su entorno.
Los abusos del poder cometidos bajo la falsa democracia que vive el país, ocasionan que un grupo de ciudadanos comience a urdir secretamente su salida.
Un cercano colaborador, un general del Ejército, mueve los hilos de quienes ejecutan el crimen. Gabriel García Moreno es asesinado el 6 de agosto de 1875, poco antes de asumir su tercer mandato.
Detalles ampliados, constan en el libro “Expiación”, de Juan Ortiz García, que narra el inevitable fin de una tiranía… de toda tiranía.
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