Nisman fue “víctima de homicidio sin lugar a dudas”, insistió la jueza, que presentó ayer ante la prensa las conclusiones de un informe encargado a sus propios peritos sobre la muerte del fiscal, encontrado con un tiro en la cabeza en su domicilio el 18 de enero, cuatro días después de denunciar a la presidenta, Cristina Fernández, por encubrimiento a terroristas.
Informe. El informe de los peritos contratados por la jueza da un vuelco al caso y desmonta las bases de la investigación desarrollada por la fiscal del proceso, Viviana Fein.
Según Arroyo Salgado, Nisman no murió de forma instantánea sino que agonizó, sufrió una “copiosa hemorragia externa” y su cuerpo no presentaba espasmo cadavérico, en contra de lo que afirmó Fein.
La jueza dijo que la bala fue disparada a no más de un centímetro, por encima del pabellón auricular derecho, con una trayectoria de derecha a izquierda, de abajo hacia arriba y de atrás hacia adelante, que generó múltiples fracturas de cráneo. Además, el cuerpo fue movido de la posición en la que cayó tras recibir el disparo y no había presencia de alcohol en la sangre, en contra de lo que informó el portal Infojus Noticias, dependiente del Ministerio de Justicia argentino, que admitió que “cometió el error” al divulgar que Nisman tenía 1,73 gramos de alcohol y apuntar que era una cantidad equivalente a “un estado de embriaguez elevado”.
Según la fiscal Viviana Fein, el cuerpo de Nisman presentaba espasmo cadavérico y no había signos de participación de terceros en la escena de la muerte.
Aseguró que “la Fiscalía hoy no tiene claro -por los peritos oficiales en la causa y por las demás pruebas que hay en la causa- que podamos hablar hoy de un homicidio”.