Actualizado hace: 930 días 15 horas 16 minutos
Wilmer Limongi M.
Con el corazón en yambo y en la plaza

Era miércoles 19 de marzo del 2014, una soleada mañana en Quito, los rockeros extasiados del tremendo recital que brindó Metallica en el bicentenario, había una misión que cumplir. Caminé desde la 6 de Diciembre y Patria hasta el centro histórico, vagué por la capital, al lado del teatro de la calle, choros, vendedores, sabidos, prostitutas, etc. La misión era encontrarme con los Restrepo en sus protestas de los miércoles frente a la Casa de Gobierno exigiendo verdad y justicia, su eslogan de vida y solidarizarme con ellos. Pero no los encontré. Dijeron Pedro ya no viene. Era mediodía, hora de regresar a Portoviejo.

Jueves 05 Marzo 2015 | 04:00

Me fui sin cumplir la misión. Vi el documental más visto en el país “Con mi corazón en Yambo”, de Fernanda Restrepo, la que se atrevió a decir la historia nunca antes contada, con nombres y apellidos, del caso más sonado que sigue conmoviendo al Ecuador: la desaparición de sus hermanos Santiago y Andrés en manos de la Policía, el 8 de Enero de 1988. Yo tenía su edad, 10 años. Este documental me despejó dudas, como aquel falso accidente en la vía a Cumbayá o el ofrecimiento de las córneas de Luz Helena por la devolución de sus hijos y del informe científico de los fluvios marinos, etc.
Era jueves 8 de enero del 2015, la promesa y la misión iban a ser cumplidas, es el momento del encuentro con los Restrepo. Quito recordaba una fecha triste en la historia, ahora la concentración no era la plaza, era el cine de la Casa de la Cultura, no sin antes pasar por el mural de la Fiscalía de Pavel Egüez, donde se conmemoraron los 27 años del crimen y en donde están plasmados los rostros de Pedro y Luz Helena con la frase: “Por nuestros niños, hasta la vida”. Pasaron 27 años y por primera vez a esa persona, que solo veía por televisión con cara de tristeza, desesperación y angustia, al fin la tenía de frente. Le dije: “Don Pedro, vengo desde Portoviejo a solidarizarme con ustedes, y nunca es tarde para hacerlo. Usted es ejemplo de lucha para el país”. Nos dimos un abrazo y con su acento paisa y con una sonrisa me dijo: “Te agradezco por haber venido, eso nos reconforta”; lo mismo con Fernanda, a quien felicité por este trabajo. 
Esta familia escribió parte de la historia del país y nos enseñó que no habrá ni perdón ni olvido. Hoy seguimos creciendo con la historia de Santiago y Andrés, en aguas de Yambo. Gracias por habernos enseñado valentía por encontrar verdad y justicia.
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