El taller de Andrés Castro, ubicado en la calle 110 y avenida 110, guarda televisores que llegaron para ser reparados hace seis años y que aún esperan ser retirados. Estos se suman a otros 40 aparatos arrumados a la pared del local. 

Para Castro ya es común que clientes dejen los televisores antiguos en su taller por mucho tiempo, pero aclaró que a pesar de eso él no los vende, sólo los guarda hasta que “algún día” el dueño decida retirarlo. 

Alex Guzmán cree que esto ocurre cuando el cliente ha optado por comprar un televisor moderno (LED o LCD). 

“En la mayoría de casos las personas optan por tener algo mejor y de mayor tecnología, por eso compran una televisión pantalla plana y olvidan los viejos que dejan en el taller”, explicó Guzmán, quien trabaja en el taller de electrónica “El Chino”.        

Guzmán contó que en el taller guarda unos 15 televisores antiguos que no han sido retirados. 

Añadió que todos se los mantiene máximo un año y medio, luego de este tiempo se los reutiliza como repuestos para otros televisores. 

Hay aparatos que también se dañan por la falta de uso y el polvo. 

Cobra por tiempo. Richard Franco, dueño del taller “Electrónica Richard”, reveló que cuando algún cliente regresa a su local después de un año para retirar el televisor, le cobra un interés por el tiempo que guardó el aparato.

“No les cobro el precio que acordamos al principio  de la reparación porque lo justo es que paguen algo adicional por el tiempo que cuidé el aparato”, dijo Franco. 

Él afirmó que es mínimo lo que cobra y argumentó que lo hace porque hay mucha gente que cree que los talleres son bodegas. 

En almacenes de electrodomésticos ya no venden televisores de pantalla ancha, ahora la moda son los de pantalla fina.