Y la tranquilidad de ese sector se complica con el accionar diurno y nocturno de las volquetas, que se movilizan las 24 horas con el consabido bullicio, cuando la ciudadanía debe estar gozando de la tranquilidad del reparador y necesario sueño nocturno. La circulación de esas volquetas debe ser regulada.

Y el problema no queda solamente en el paso por el malecón de San Vicente, sino también  al atravesar los sitios durante el trayecto hasta el lugar en que se deposita ese material pétreo, agravándose la situación con los accidentes vehiculares en las diversas vías, lo que ha ocasionado muertos y heridos tanto de humanos como de reses. Los perjuicios y daños  ya son múltiples e irreparables, tanto en lo material como en lo espiritual. 

En efecto, ya la situación llegó a su límite con el fatal accidente originado en las primeras horas del sábado 28, en la recta frente al El Napo, lo que causó el fallecimiento de 3 jovencitas estudiantes, más otra con heridas graves.  

El conductor de la volqueta, como siempre, se dio a la fuga.

Ha sido tanta la conmoción por lo sucedido el sábado último con estas señoritas que se aprestaban a incorporarse como bachilleres, que la ciudadanía toda se manifestó solidaria con la asistencia masiva en los actos funerarios, expresándose así las debidas condolencias a sus afligidos familiares.

Esta diversificación de accidentes, que involucran a estas comentadas volquetas, deben tener su final para tranquilidad general, por lo que las autoridades municipales y de policías deben actuar de inmediato y con energía, prohibiendo la circulación nocturna de esos transportes, los que solo deberían hacerlo entre 6 de la mañana y 6 de la tarde.  Actúese ya y ejérzase el debido control vial, porque la seguridad, la tranquilidad, el reposo y la felicidad familiar, no pueden ni deben ser alterados por nadie. Hacemos llegar nuestro sentimiento solidario con las familias afectadas.