Poncio Pilatos preguntó: ¿Qué es la verdad? (Juan, XVIII, 37), y se lavó las manos.
Muy a menudo, también nosotros planteamos esta pregunta en tono decepcionado, dando entender que no tiene respuesta o que, si la tiene, es tan compleja, vasta y profunda que carece sentido buscarla.
Al respecto las nuevas condiciones sociales y políticas en torno al trabajo y el empleo en el mundo responden a intereses de grandes capitales mundiales y son reguladas por organizaciones multinacionales.
Esas nuevas condiciones de trabajo y empleo han dado pie al surgimiento de nuevas formas de exposición a riesgos “emergentes”. Destacan el trabajo precario, demandas cuantitativas, emocionales y mentales, y nuevas formas y tipos de contratación.
Probablemente la presencia y exposición a fuentes generadoras de estrés estén relacionadas con situaciones y comportamientos de violencia y acoso psicológico y percepción de alteraciones en la salud mental y, de manera marginal, esto conlleve a la falta de realización personal en el trabajo.
A manera de conclusión: La evidencia empírica sobre el impacto del estrés y la violencia y acoso psicológico en la salud de los trabajadores, sugiere la creación y operación de sistemas integrales de gestión que evalúen las condiciones psicosociales negativas para la salud mental en el ambiente de trabajo.
A manera de reflexión: ¿Se puede acceder a la realidad tal como es simplemente a través de los sentidos?
O, en otros términos ¿puede el mundo ser concebido como tal mundo contado solo con la percepción sensorial y prescindiendo de toda suerte de mediación-interpretación simbólica?
Sería esta la pretensión del realismo ingenuo, y es también, en el fondo, la del positivismo.
En Latinoamérica actualmente ya existen normativas legales sobre esta materia, no obstante aún prevalece la desinformación o interpretación inapropiada de las disposiciones normativas.