El “Miquito” Ezzio Alcívar, de 74 años, añora los días en que sus fuerzas le representaba su medio de vida, dedicándose al traslado de bultos y compras de sus clientes.
Recuerda que eran los hombres quienes realizaban muchas veces las compras y las enviaban a sus casas. La honestidad y el conocer la dirección de los clientes era lo más importante para nosotros, ya que de eso dependía el trabajo, dijo. Así logré criar y educar a mis cinco hijos, señaló.
Rafael Véliz, de 75 años, es otro de los cargadores que aún subsiste. Manifestó que la vida ha cambiado mucho, ya que la aparición de los triciclos, de los taxis y de los chanceros más jóvenes, se interpuso en su trabajo.