El cuerpo humano es un cuerpo natural, cuyos elementos básicos pertenecen a la naturaleza. Por esta razón, el ser humano debería vivir con la naturaleza y reconocer en todas sus formas la fuerza propulsora, la vida, el Espíritu.
De este modo podría captar que el Espíritu de Dios está más cerca de él que sus brazos y piernas. Si el ser humano se reconoce como una parte de la naturaleza, se reconocerá también a sí mismo y comprenderá el efecto del Espíritu en la materia. Así también reconocerá que en su cuerpo existe un cuerpo espiritual que vive en su interior y que el cuerpo material es sólo su vehículo.