Actualizado hace: 930 días 1 hora 12 minutos
Diego Delgado Jara
“Por sus frutos los conoceréis…”

Dentro de la Iglesia Católica en las últimas décadas se han presentado dos vertientes muy importantes. La Teología de la Liberación –corriente de inmensa y caudalosa simpatía-, con aroma de aire fresco sobre todo en América Latina, y el Opus Dei, que se identificó con las fuerzas más conservadoras del mundo entero.

Miércoles 25 Febrero 2015 | 04:00

Del primer grupo se formaron núcleos fraternales de creyentes para estudiar y practicar el Evangelio en países con enorme pobreza, para juntos intentar sobrevivir. Estas comunidades eclesiales de base, como tambiéAn se denominaban, se caracterizaron por su solidaridad evangélica a toda prueba, incluso en el reclamo de sus justas reivindicaciones sociales y económicas. En El Salvador uno de sus más importantes guías fue Óscar Arnulfo Romero Galdámez, arzobispo de San Salvador, quien había sido alumno del cardenal Montini, luego nominado papa Paulo VI, quien lo designó arzobispo.
Sus misas eran radiadas dentro y fuera de su país y sus sermones eran atendidos por los pobres y necesitados. Defendía a organizaciones populares y a sus dirigentes perseguidos o encarcelados; protegía a los indígenas y campesinos, auxiliaba a los maestros, respaldaba a los marginados. Precisamente por haberse constituido en la voz de los sin voz la oligarquía de su país lo asesinó el 24 de marzo de 1980, en un crimen tan repudiado por el pueblo creyente que fue el preludio de la guerra civil que duró hasta 1992.
Cuando se desató la más feroz represión los pastores no huyeron sino que pusieron el pecho para proteger a sus hermanos. Fueron el escudo y ánimo de los perseguidos y reprimidos. Por ello llama la atención que en algunas partes de América Latina, como en Ecuador, los perseguidores y represores pretendan apoderarse de su imagen y de sus luchas. No tienen ningún derecho. Es increíble que los que persiguen y enjuician en forma implacable a indígenas, campesinos, ambientalistas, maestros –como Mery Zamora-, periodistas –como Bonil-, intenten aparecer como sus seguidores.
Óscar A. Romero habló contra los medios que estaban al servicio de la dominación salvadoreña, los que protegían al gobierno abusivo para encubrir atropellos, negociados, crímenes,  represión; nunca se abalanzó contra los que ayudaban a conocer la verdad, porque sabía que esta es la base de la conciencia social. En las sabatinas, el régimen, con malicia y fuera del contexto, utiliza un mensaje en la voz de Mons. Romero, quien condenó al periodismo encubridor, nunca a los que cumplían el mandato de promover la verdad, “que os hará libres”.
Por los 450 años de la fundación de Cuenca, el 12 de Abril del 2007, Correa, en su discurso leyó muy claro: “No soy heredero de una trasnochada teología de la liberación…” Al revés de la posición de monseñor Romero. Su publicación consta en El Mercurio, de Cuenca, del viernes 13 de abril del 2007, pág. 6. Quien dude lo puede verificar.
Nuestra solidaridad con la maestra Mery Zamora y con Bonil. 
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