No puedo decir el que nos tiene acostumbrados a sus escandalosos rituales porque no es así; a pesar de los años que llevan operando en el centro de la ciudad no nos acostumbramos a sus ruidosos rituales, porque somos personas con derechos y deberes como todos los demás habitantes de esta ciudad que queremos descansar luego del trabajo diario.
Y por lo que sé, no somos los únicos que sufrimos de estos pésimos vecinos por su exceso de volumen, pues por donde quiera que van hacen y deshacen a su antojo sus rituales, sin consideración alguna por los habitantes que les rodean.
Y si uno les pide bajar el volumen de sus tremendos parlantes, viene la represalia, que es mucho más grave todavía.
Por eso pido a quienes corresponda en la actual administración de Portoviejo, controlar el volumen de los señores “Pare de sufrir”, que sufriendo nos tienen cada vez que encienden sus parlantes. Porque nos agobian con sus gritos y letanías hasta las 5 de la mañana, a todo micrófono.
Los “viernes de vigilia” que ellos llaman, eso es un constante atentado al sistema nervioso de quienes vivimos en las inmediaciones de la sede de “Los pare de sufrir”, que tenemos que escucharlos día y noche; y a pesar de que el centro de la ciudad es ruidoso por sí solo, en las noches que llega la calma son espantosos los gritos tétricos de los pastores, que ni siquiera cerrando ventanas y subiendo el volumen del televisor se dejan de escuchar.
Más aún cuando empiezan a la medianoche de los viernes.
Los sábados en la tarde y los domingos a las 07h00, que son de descanso, es imposible tener buen genio porque se escucha en el ambiente esos gritos de ataque con tremendo volumen. Pedimos que hagan lo que quieran dentro de sus sedes, pero sin dañar a los demás.
Es decir, sin micrófono, por favor.