Colocó una en el lugar donde murió el niño y la otra en el cementerio de Colorado donde fue sepultado. 

La tragedia tocó a esta madre el sábado 27 de diciembre. Aquel día Christoper desapareció un momento, pero todos creyeron que estaba dormido, ya que siempre tomaba una siesta después de comer, según dijo Andrea.

Lo buscaron en los cuartos y en casa de la abuela, pero no estaba. 

 

 Hallazgo fatal. Una niña de 7 años fue quien lo halló en el fondo de un barranco de tres metros, estaba boca abajo y no respondía a los llamados, por eso creyó que estaba dormido, agregó la madre.

La niña, al tratar de remecer a Christoper, también fue alcanzada por la corriente eléctrica. 

Esto asustó a la menor que llamó a Andrea, quien también sufrió una descarga 

El padrino del menor, que estaba de visita, fue quien rescató el cuerpo del niño y lo entregó a su madre. 

Tres veces suspiró Christoper entre los brazos de ella antes de morir, comentó. 

Aquellos suspiros se convirtieron en la peor pesadilla que ha vivido Andrea, aunque lo tenía en brazos no podía creer que algo tan horrendo le hubiera sucedido. Ella no quiso que a su hijo le practicaran la autopsia, pero las autoridades le explicaron que es un requisito de ley, por lo que tuvo que ceder. Para sepultarlo su esposo tuvo que prestar dinero. 

 

 Las cruces. Andrea Loor recordó que la conexión que causó la muerte de su hijo era una instalación clandestina.

Por lo acontecido ella pidió a la Corporación Nacional de Electricidad (Cnel), que le instale un medidor de energía para estar segura, y que sus otros hijos no vayan a ser víctimas de la corriente. 

Además pidió que le ayuden a reconstruir la vivienda de caña guadua, ya que el piso es de tierra y el techo no está en buen estado. 

Ella indicó que no quiere irse del sector porque quiere estar cerca del lugar donde murió su hijo. 

Andrea Loor vive cerca a la subestación eléctrica número dos de Montecristi con su esposo y sus cuatro hijos.