Actualizado hace: 930 días 11 horas 25 minutos
Ambiente
70 animales silvestres tienen un nuevo hogar

Cuando el efecto del sedante se fue de su cuerpo, Hugo despertó en un lugar desconocido.

Miércoles 28 Enero 2015 | 11:30

El rumor de los vehículos pasando por la avenida, las voces de los turistas, el sonido de los trabajadores haciendo mantenimientos y reparaciones habían desaparecido.
Este mono araña, cuya especie Ateles fusciceps está en peligro crítico de extinción, estaba en su nuevo hogar, el Centro de Rescate y Refugio de Vida Silvestre “Valle Alto”.
Antes, cuenta Carlos Solórzano, promotor de este espacio, había pasado seis años en el centro de rescate Nuestra Fauna de la Universidad Técnica de Manabí (UTM), que cerró el año pasado.
“Allí padecía mucho estrés, pues es muy sensible a los ruidos humanos, aquí está visiblemente más feliz”, señala mientras lo mira jugar en una jaula de seis por cuatro metros y tres de alto, rodeado de un intenso follaje de árboles y a más de 33 kilómetros de distancia de un centro urbano.
Servicio. A unos nueve kilómetros al sur de la vía Alajuela al cantón Pichincha, en la comunidad  rural de Las Cruces, Solórzano y otros tres amantes de la vida animal se unieron para transformar 8,5 hectáreas de una finca en un centro para albergar animales silvestres.
Tras meses de autogestión y trabajos de montaje de jaulas, construcción de senderos, acondicionamiento de espacios para rehabilitación de las especies, han abierto sus puertas y ya albergan 70 animales que estuvieron en el centro de la UTM que el mismo Solórzano dirigió.
Entre decenas de árboles, un terreno agreste y un paisaje poco intervenido por la actividad humana se alojan las jaulas que resguardan a los animales hasta que puedan liberarlos.
Voluntarios. Artur Bostirivonnois vive en Lille, una ciudad al norte de Francia, pero lleva seis meses haciendo voluntariado  ecológico en países como  Nicaragua, Costa Rica, Honduras, Panamá y ahora ha pasado tres semanas en la parroquia Alajuela ayudando en Valle Alto.
“Estudio biología y aprendo mucho, pero lo más importante es que puedo ayudar, hay mucho trabajo por hacer”, comentó en un español afrancesado.
Franck Poirie, otro francés y uno de los fundadores del nuevo centro, dijo que buscan promover el apoyo de voluntarios nacionales y extranjeros para fomentar la investigación científica y el trabajo comunitario para la conservación de las especies.
Respaldo. Mérido Fernández tiene 51 años y todos los ha vivido en el sitio El Cerezo, cerca del nuevo centro de rescate.
Este agricultor, que siembra maní y maíz, espera que el lugar sea visitado y se generen recursos para la comunidad.
Elizabeth Saltos, de Las Cruces, dijo que para ellos es una alternativa de distracción.
“Este sitio está como olvidado, ahora tendrá más vida con la presencia de los animalitos aquí”, señaló con optimismo.
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