Actualizado hace: 937 días 5 horas 21 minutos
Quedó cuadripléjica por los celos de su pareja

Poderosa Bermello tenía 35 años cuando la fatalidad le llegó. Estaba en la plenitud de su vida, parecía de 20 (le decían sus amigas) y trabajaba en una empacadora de camarón en Manta.

Domingo 25 Enero 2015 | 10:30

Sin embargo su pareja, un guardia de seguridad atormentado por los celos, le disparó dos veces y la dejó cuadripléjica, confinada a una cama.

Suceso. Ella recuerda el episodio claramente. Eran las 22h00 del  21 de noviembre del 2010 cuando Gonzalo P. le empezó a realizar el ritual de los celos. Esa noche él le dijo que se sentía traicionado, pero Poderosa se sorprendió más cuando le agregó que la supuesta traición era con una de sus mejores amigas, es decir que la acusó de lesbiana. 
Además el celoso le hizo una propuesta que la terminó de descontrolar: quería llevar a su exesposa a la casa que tenían en San José de las Colinas para vivir los tres. Poderosa se opuso. 
El hombre sacó su arma de trabajo y le disparó dos veces, una bala entró por su cuello y se alojó cerca de su garganta, la segunda fue a la columna vertebral, la cual la dejó imposibilitada de caminar. El hombre luego de lo que hizo se puso la pistola en la mandíbula y disparó. 
Las primeras personas que llegaron a la escena los llevaron al hospital. Su familia inicialmente puso la denuncia, pero luego desistió de seguir el proceso judicial, pues Gonzalo P. estaba casi muerto, sin embargo el hombre se recuperó y ahora sigue libre.
Ayuda. Ella sigue viviendo en San José de las Colinas, uno de los sitios más altos de Portoviejo. Durante meses intentó realizar terapia, pero los taxistas no le quieren hacer el flete porque vive en un lugar de difícil acceso. Tampoco suben los médicos porque temen que los asalten. 
Su hija mayor de 22 años, que tiene 85% de discapacidad intelectual, la mira, pero no comprende la situación. Sus otros cuatro hijos la acompañaban en su dolor y velan por ella.
Todos viven en una casa de caña de 4x6 metros. El piso de tierra es irregular y hace más dramática la escena, cerca crían cerdos y el olor ingresa fácilmente. 
Ella no reclama ni tiene rencor, lo único que pide es una casa en otro sector, un lugar plano desde donde pueda salir hacia los centros de rehabilitación y así tener una esperanza de volver, por lo menos, a poder sentarse.
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