Hasta ahora padece recurrentes sinusitis, dolores de cabeza, dificultad para respirar y hasta, advirtió su médico, puede que un irregular flujo de oxígeno a su cerebro.

“Tenía 19 años y no medí consecuencias. Debí sospecharlo”, reconoce. Al cirujano plástico sólo lo vio al entrar al quirófano, antes y después la atendió un médico general.

Patricia (nombre protegido) estuvo al borde de la muerte. Buscar un abdomen perfecto la llevó a operarse en un centro estético, pero un  problema con la anestesia le causó una complicación respiratoria.

Despertó en una clínica donde la estabilizaron. “El médico se hizo responsable de todo, pero  no lo recomendaría”, sentencia.

Patricia asegura que su abdomen “no quedó mal”, pero no volvería al quirófano. “Lo único que me importa es que estoy viva”, concluyó.

En Durán (Guayas), tres meses después de ser elegida como la más bella entre 14 candidatas, la reina de ese cantón, Catherine Nicole Cando, de 19 años, murió en medio de una cirugía estética hace 15 días.

Buscaba reducir de 60 a 57 centímetros su cintura.

Denuncia. “Se está prostituyendo la cirugía plástica”, cuestiona el cirujano Henry Amén, quien hasta publicó en su perfil de Facebook su registro académico. Esto le preocupa: que personas no acreditadas operen.

Cuenta que cada semana le llegan al menos tres pacientes con problemas tras intervenciones con otros galenos.

Wilmer Bravo, otro cirujano plástico, cuestiona que hay médicos que realizan en consultorios procedimientos que deben ser en quirófanos. “Imagínese operar sin monitoreo de signos vitales, sin todos los equipos, sin enfermeras y ayudantes”, criticó.

Su colega Álvaro Párraga  coincide y alerta sobre publicidad engañosa respecto de los resultados que pueden conseguir los pacientes.

Médicos consultados, que prefirieron la reserva de sus nombres, mostraron su alarma por la creciente promoción de cirugías de bajo costo, procedimientos en consultorios o centros estéticos, personal no calificado en las intervenciones, clínicas sin óptimas condiciones sanitarias, médicos que “llegan, operan y se van” sin valorar personalmente antes y después a sus pacientes.

Gabriel Díaz, especialista en medicina forense, recuerda por lo menos cuatro muertes en los últimos cinco años debido a cirugías estéticas practicadas por personas no especializadas.

Advierte que en los últimos años han crecido los conflictos entre pacientes y médicos debido a complicaciones o resultados insatisfactorios, pero observa que lo más común es que se lleguen a arreglos mutuos.

Sanciones. Pocos denuncian, eso lo ratifica el comisario provincial de Salud, Emil Guerrero, quien calificó como “preocupante” lo que ocurre en torno a las cirugías estéticas.

El funcionario informa que de los controles durante el 2014 cuatro establecimientos fueron sancionados en Manabí: tres clausurados y uno multado con $1.700. 

Corresponden a actividades médicas en general, no específicamente a cirugías estéticas.

“Nadie entra obligado a un quirófano”, señaló Guerrero, quien pidió a los pacientes informarse ampliamente antes de toda operación y denunciar cualquier señal sospechosa. Reconoció que la cifra de sancionados puede ser baja, pero dijo que carecen de más personal de control.

Lección. El tabique de Melissa García sólo puede repararse con cirugía. Se lo anunció un especialista que la atiende hace un par de años, pero ella no se atreve a ir al quirófano. Quiere asesorarse, hacerlo con un doctor que le genere confianza, en un lugar óptimo y con todos los análisis necesarios. Aunque no respira bien, tiene las ideas claras: ahora valora su seguridad más que la estética.