Actualizado hace: 936 días 11 horas 33 minutos
Mauro F. Molina-Menéndez
Ya era hora . . . .

Después de la caída del comunismo, el mundo respiró aliviado. Se terminaba un proceso de inestabilidad esencialmente en América Latina; y con ello la llamada “guerra fría” entre los EE.UU.

Viernes 23 Enero 2015 | 04:00

Y Rusia languidecía. Cayeron Sendero Luminoso en Perú; El Che Guevara en Bolivia; y Salvador Allende muere en Chile. ¿Qué quedó de las  células activas de Venezuela, Ecuador, Nicaragua? Desaparecen en el vacío político formado por las masas desencantadas que nunca vieron la utópica supercivilización prometida por Moscú y China. Los comunistas buscaron refugio en el liberalismo ecuatoriano; los más recalcitrantes socialistas, se refugiaron en lo que  llamé Socialismo del siglo XXI.

¿Y Cuba? Pues nada, que desaparecido su principal benefactor, tuvo que buscarse otra alternativa de subsistir. Empezó a exportar su revolución a todos los puntos cardinales, revestida de expertos en educación, economía, medicina, etc. Cuando la verdad sea dicha, no eran otra cosa que miembros del partido comunista cubano que fueron recibidos con los brazos abiertos por regímenes partidarios de las aventuras trasnochadas de Fidel.
Luego de un largo  proceso entre La Habana y Washington, los dos enemigos que por 50 años produjeron intranquilidad y malestar entre sí, llegan a un entendimiento político y alcanzan una tregua en el que Alan Gross, tras soportar encarcelamiento por 5 años, es dejado en libertad y 3 espías cubanos dejan las cárceles y son expatriados a Cuba.
Como era de esperarse, la opinión se dividió. Y unos como el Senador Republicano por Florida Marco Rubio, condena la acción del presidente Obama. Y Teresa Díaz, cubana radicada en Round Rock, rechaza la medida. “No estoy de acuerdo. Los Castro ya no necesitan echarle la culpa a nadie. . .”. Mientras que Martin Garbus, abogado newyorkino encargado de las negociaciones, respalda la acción manifestando 
“Es el principio de una relación amistosa entre  Cuba y los Estados Unidos. . .”.
Por mi parte, aplaudí el acercamiento político. Ya era hora que se tomaran medidas  para ello y que el fracasado embargo fuera levantado de una vez por todas.  El  pueblo cubano debe ser el beneficiario final. Familias separadas, economía en soletas, libertades cortadas por el régimen castrista y la posibilidad de que la Isla se convierta en un hervidero de terroristas.
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