Y este reconocimiento se lo otorga la ciudadanía al ungido de la manera más espontánea y sencilla, generalizadamente con el afecto que diariamente le brindan sus ciudadanos en vida, muchas veces sin diplomas ni oropeles, en el transitar cotidiano por todos los rincones de su ciudad, donde se destaca el cariño sincero como premio a un justo comportamiento.

Y Vicente Mendoza Rivadeneira, como figura protagónica del desarrollo de su ciudad en las diversas facetas de servicio en que le tocó actuar, vivió y sintió este justo  reconocimiento ciudadano, lo compartió con su pueblo con absoluta sencillez en el último tramo de su vida, guardando este pergamino en lo más íntimo de su alma, regocijado por tan  expresivos afectos.

Hoy, que don Vicente rindió tributo a la vida después de sufrir una penosa enfermedad que lo mantuvo alejado de sus vecinos, siendo la muerte algo inevitable, Portoviejo se vistió de luto al inicio del año 2015 con su muy lamentable partida final. Se marcha con el designio que  le otorgó la ciudadanía en vida. Que descanse en completa paz por el deber cumplido, por todo ese esfuerzo que desplegó en los momentos difíciles de asumir una alcaldía  de la capital de la provincia, en una transición a la democracia.   

En política y en nuestro medio solo unos pocos como don Vicente adquieren un prestigio tal que son reconocidos por propios y adversarios; en ese escenario era dueño de un pensamiento y de una manera de actuar libre, sin folletos ni bosquejos. Fue un burgomaestre con pensamiento propio, visionario comprometido con el desarrollo de su ciudad y cantón.

Su vocación de servicio lo llevó a actuar en diversas facetas: Dirigente sindical, incursionar como dirigente deportivo,  político activo, llegando a expresar en su momento, “He realizado las cosas en mi vida de tal forma que, pese al poder que se ha manejado, no me quedan enemigos “. Para quienes compartimos con él  en su accionar como primer ciudadano de su cantón, como dirigente deportivo, como amigo, sentimos que su ausencia es una verdadera pérdida para todos; sobre todo para quienes creemos en la defensa de las ideas políticas de manera apasionada, como la sintió don Vicente, pero de manera respetuosa. La ciudadanía ha sido expresiva con su partida. Y es un sentir generalizado el que descanse en el mejor lugar, reservado para personas llenas de bondad como fue Vicente Mendoza Rivadeneira.