Los excesos en estas fiestas pasan factura inmediata o a mediano plazo y muchas personas, aunque no terminen detenidas, pueden quedar en hospitales o clínicas por exceso de comidas altas en grasas, consumo de alcohol y otros más en aprietos financieros por el exceso en gastos.
Grasas. Alfredo Cedeño, médico gastroenterólogo, señala que efectivamente el exceso de comida “de fiestas” o mejor dicho con alto contenido graso y mucho condimento terminan afectando el sistema digestivo, que se ve forzado a trabajar más.
Explica que este tipo de comidas afectan sobre todo a quien ya tiene un problema digestivo. Aclara que si la persona está sana, una porción de este tipo de comidas no le hará daño.
El problema, dice, llega cuando se comen en exceso alimentos altos en grasas y se consume alcohol. En el caso de la comida, dice que causa efectos como eructos, gases, pesadez, sensación de llenura, boca amarga y boca seca. Ante eso señala que lo mejor es comer racionalmente sin excesos, para no forzar el aparato digestivo.
En lo que no hace concesiones es en la ingesta de alcohol, pues según la experiencia que tiene de ver cientos de casos, es grave debido a que los azúcares de las bebidas van al hígado, que debe trabajar más y terminan causando daños, en ocasiones irreversibles.
Señala que lo mejor es abstenerse de bebidas de alto contenido alcohólico y refiere que una copa de vino es ideal, por su bajo grado de alcohol. El experto tampoco recomendó tomar medicinas con silimarina o vitamina b que son altamente promocionadas para proteger el hígado ya que a su criterio, dijo es poco lo que puede hacer ante la gran cantidad de alcohol que las personas ingieren por estas fechas.