Las mejoras en casi todas las vías principales del país no han logrado todavía concienciar a numerosos conductores que esto se tome como un valioso elemento en el transporte terrestre nacional, que nos beneficia sobre todo en ganar tiempo y seguridad, respetando los límites de velocidad permitidos y cumplir los mismos y las normas que la Ley y señales de tránsito nos indican: líneas cortadas, línea continua, doble línea continua (sobre todo en curvas), respeto a los pasos cebras, al pare y así por el estilo. Las noticias de accidentes trágicos con vidas humanas son motivos diarios en todos los medios, y nos duele a todos, pues son hogares ecuatorianos los afectados en forma progresiva con duelos trágicos; las últimas estadísticas son más que alarmantes: en el 2013 ocurrieron 22.000 accidentes (aproximadamente) de tránsito, y pese a las campañas emprendidas, a los gastos efectuados en tecnología con adquisición de equipo como radares y otros elementos disuasivos de control, al terminar el 2014 se registran ya más de 28.000 accidentes, que a su vez han elevado el número de víctimas fatales, esto no puede seguir ocurriendo.
Al culminar cada feriado siempre viene el golpe fatídico, y al investigarse los hechos la explicación mayor es: “impericia del conductor”. Todo esto se muestra hoy unido en forma no explicable, pues si con la ley y disposiciones establecidas y el requisito de que para obtener una licencia se debe haber efectuado un curso en una escuela de conducción, de las que ya hay decenas en el país, ¿qué va a ocurrir si se suspende la vigencia de ésta norma? Considero, como lo piensa casi todo el país, la seguridad máxima en carreteras hoy es un imperativo; y antes de apresurarse en ésta medida tiene que analizarse la misma, debatir de forma tranquila y profesional el asunto y la decisión que surja no puede sino garantizar que quien conduzca un vehículo cumpla con todos los requisitos de idoneidad requeridos para hacerlo, con plenos conocimientos y certeza de estar capacitado y su personalidad imbuida que de su cabal desempeño dependen valiosas vidas humanas.
Esto es lo primordial, luego viene lo accesorio, buen estado del vehículo, de las vías, más el control estricto de las autoridades respectivas, esperando que el feriado de fin de año, por las medidas que se tomen ni una víctima más en un accidente de tránsito tengamos que lamentar, pues en las estadísticas internacionales estamos en un puesto que no es meritorio para el país en el aspecto de la seguridad integral del tránsito.
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