Pero por qué ocurre esto, simplemente porque desconocemos el verdadero sentido de la Navidad y sólo escuchamos o hacemos lo que hacen los demás sin buscar el conocimiento que viene desde arriba, la sabiduría divina que nos quiere llenar de una paz verdadera, de una felicidad que satisfaga nuestro espíritu y lo llene de plenitud y gozo.
Si pudiéramos entender los designios del Dios Altísimo y buscáramos en su bendita palabra el significado del plan de salvación que estaba preparado para la humanidad desde el principio, con la llegada del Dios – Hombre, Jesucristo a la tierra, a través de un acontecimiento único y sobrenatural, su nacimiento, vida, muerte y resurrección, que señaló el camino de salvación para todo aquel que en Él cree y haga su voluntad.
El mundo gira en torno al mercantilismo, a los placeres, las vanidades y han convertido a la Navidad en un tiempo de “derroche” y glotonería, se han inventado un viejo gordo y barbudo que trae regalos y sorpresas, convirtiéndolo en el dios de los ingenuos y faltos de conocimiento del Dios verdadero que siempre quiso ofrecernos la bendición más gloriosa, ofreciéndonos a su propio Hijo, quien con su entrega total preparó el camino de salvación.
Navidad es compartir este regalo y darlo a conocer a los demás, pero con un espíritu lleno de gozo y de fe, pues no podemos dar lo que no tenemos y primero debemos recibir del Altísimo la semilla de su palabra para hacerla florecer en amor, un amor que sobrepase todo entendimiento. Navidad es dar a conocer a Jesucristo como Único Salvador, como el camino, la verdad y vida; como el buen Pastor que siempre cuida de sus ovejas, Rey de Reyes y Príncipe de Paz. Una Navidad sin Nuestro Señor Jesucristo en nuestras vidas no tiene ningún sentido.
Por eso es que la mayoría de personas se sienten insatisfechas y no son felices, pues se han entregado a los placeres que el mundo les brinda y no tienen a Dios en sus corazones, se han dejado engañar por cuentos y tradiciones que han dejado un enorme vacío en sus vidas, lejos de Dios y de sus maravillosas bendiciones. Despierten y sientan la verdadera Navidad que está cerca de ti, sólo abre tu corazón a Dios y permítele nacer en tu corazón. Prepara el aposento de tu alma y deja florecer a tu espíritu, como esa luz que siempre brillará para ti y para los demás. ¡FELIZ NAVIDAD!