Manuela del Rosario Basurto, “Rosita”, cuenta que su matrimonio fue fruto de esta costumbre manabita. “A través de los juegos de ronda que se realizan en los chigualos me enamoré”, recuerda esta chigualera de 76 años. 

-Ojo de pechiche pintón aparecido en lo mío, tú navegas en mi corazón abrazadito como el mío- fue el verso de Rosita que dio a su actual esposo, la primera vez que se cruzaron sus miradas.

A este verso, como era la costumbre, su esposo respondió: -Matita de liroli, matita de lirola si tú me tienes cariño, yo te tengo mucho más-.

Estos versos son una expresión oral típica de la Navidad manabita. Rosita explica que era la mujer quien lanzaba el primer verso, tras un cruce de miradas y sonrisas con un hombre.

Margarita García vive en Milagro de Picoazá. Ella cuenta que a los 19 años conoció a su esposo a través de esta forma de celebrar la Navidad. 

“La costumbre de antes era reunirnos en las casas donde había nacimientos; sin embargo, eso mermó con el tiempo”, expresa esta mujer de 69 años.

SIGNIFICADO. Esta es una forma de celebrar la Navidad en Manabí que es única en el Ecuador y en el mundo, dice Alberto Miranda, gestor cultural. 

Él afirma que antes de adoptar el nombre chigualo se le decía nacimiento, pesebre o velorio. “Esta tradición se constituye en la Navidad de los manabitas”, expresa Miranda.

Los versos, cánticos al Niño Jesús  y los juegos de ronda y bailes, son parte de la estructura que comprende este evento social.

Por su parte, Ángela Zeballos, gestora cultural, indica que los chigualos son los versos que se cantan en honor al Niño Dios. Tienen tonadas muy alegres en su inicio y muy tristes en la despedida. “Hay multiplicidad de estribillos con diferentes tonadas”, dice.

Esta costumbre manabita es más representativa en las zonas rurales como Pachinche, Picoazá, Mejía, Santa Ana, Calderón, Chone, Calceta. “Los chigualos son una fiesta montubia”, asegura Miranda.

El chigualo, “nuestra Navidad montubia”, según Carlos Wellington, gestor cultural, se caracteriza por tener parámetros como gastronomía, tradicionalidad oral musical y juegos populares.

Agrega que la devoción al Niño Jesús ha sido reemplazada con el tiempo.

Extinción. Esta tradición, coinciden gestores de la cultura local, con el pasar del tiempo se ha ido perdiendo.

La organización cultural Fortaleza de la Identidad Manabita emprendió hace 9 años una campaña para rescatar esta tradición y que las nuevas generaciones la conozcan, según Miranda, presidente de la organización.