Se debe a que en esta temporada el sonido que emite el uso de petardos puede alterar seriamente el comportamiento de estos animales, explican veterinarios.
Samantha Rodríguez recuerda que en una fiesta de fin de año perdió a su perro de raza french poodle. Aterrado por las explosiones la mascota se lanzó aullando desde un segundo piso y corrió por la calle hasta perderse. Nunca apareció, recuerda.
Sensibles. Mauro Guillem, veterinario, dijo que eso sucede porque los perros tienen una mayor sensibilidad de olfato y audio, mucho más alta que las personas. Así, los petardos ellos los escuchan tan fuerte que les altera el sistema nervioso causando que aullen, corran, se escondan, y en casos extremos pueden sufrir un infarto debido al pánico.
Explicó que no en todos los casos eso sucede, pueden ser perros de la misma raza pero pueden reaccionar de forma distinta. “Cada animalito es un mundo”, dijo.
Opción. Para disminuir los efectos negativos de esa alteración el especialista indicó que se debe dar seguridad a la mascota, especialmente buscando un sitio donde no pueda lastimarse.
Otra opción es que un médico veterinario le recete un calmante para administrarselo pocas horas antes de la noche de año nuevo donde se realiza mayor número de detonaciones.
Educación. Otra recomendación, que lleva algo de tiempo, es acostumbrar al animal a los sonidos fuertes. El veterinario Aquilino Trujillo dijo que esto se lo puede lograr poco a poco haciendo que escuche estos sonidos y luego de exponerlo darle comida, de preferencia algo que le guste mucho. Así, explicó, asociará el sonido de la detonación a la comida y luego ya no se asustará sino que esperará el sonido para recibir el premio, evitando así una reacción negativa.