Al menos durante el 2015 habrá iliquidez en el fisco debido a la caída del precio del petróleo, lo que generará una desaceleración económica, y quizás hasta recesión, habida cuenta que el protagonista de la economía es el gobierno.
Ecuador sigue siendo un país petróleo-dependiente. Ni este ni los anteriores gobiernos han logrado crear las condiciones para reducir esta dependencia.
Durante esta era de altos precios del petróleo, el presidente Rafael Correa no ahorró y gastó los recursos a su disposición. ¿Hizo lo correcto? Eso lo dirá la historia, ya que entre los pros se tiene una vasta obra pública, modernización del Estado, reducción de la pobreza, entre otros; mientras que como contras está una posible crisis y la pérdida de gran parte de lo avanzado.
Para enfrentarla, el gobierno tiene básicamente cuatro opciones: reducir el gasto, contraer deudas, emitir moneda y aumentar la producción. Esta última es poco probable en el corto plazo porque generar nueva producción toma al menos dos o tres años.
Con el precio del petróleo caído, Ecuador tiene menos garantías para ofrecer a los prestamistas, por lo que contraer deuda será difícil. Emitir moneda es, en la práctica, dejar la dolarización, sistema que ha traído tanto beneficio al país en los últimos años; hacerlo generaría inflación, desconfianza y nuevas crisis. Puestas así las cosas, la principal opción que queda es la reducción del gasto público, responsable y apropiado para el país. El gobierno debería tomar esta opción.
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