Esta política en desarrollo va a reforzar una base política, para que el próximo año la presidencia pro témpore que asume Ecuador de la CELAC, organismo que asocia a todo el continente, sin EE.UU. y Canadá, le dé al presidente Correa capacidad de respaldo para fijar y llegar a consensos para una agenda latinoamericana, sin tutelaje norteamericano.
En círculos académicos, empresariales, políticos, ciudadanos, hay debate de nuestra acción internacional. Se tiene distintas apreciaciones sobre la política extranjera del gobierno. Algunos consideran que hay incoherencia o posiciones erráticas. Se discrepa de la confrontación que ha mantenido Relaciones Exteriores con EE.UU., porque es el primer socio comercial. Hay descontento porque países vecinos logran acuerdos con bloques económicos, mientras que Ecuador está en cierto rezago.
Un análisis objetivo sobre el accionar internacional en este gobierno da una resultante positiva para el país, ya que es cierto de que hoy tenemos una posición de cierta simpatía,y respeto internacional que antes no la teníamos.
La política internacional puede dar un conjunto de beneficios que repercutirá directamente en los sectores productivos que necesitan vender, obtener inversión de socios extranjeros, entrar en nuevos mercados, adquirir nuevas tecnologías, con buenos precios, etc. Los datos revelan que Ecuador ha abierto nuevos mercados y se ha mejorado la balanza comercial con muchos países.
La revisión de algunos aspectos de la política exterior nos hacen ver que algunas decisiones se han tomado en visión de mediano y largo plazo, las que tienen sentido en la nueva dinámica que vive el mundo. Hay errores, por cierto, que nos perjudican, porque en algunos casos desde la Cancillería no se coordina con otras instancias gubernamentales, para lograr visión y posición de intereses compartidos.
Hay críticas en ciertas instancias empresariales, en lo referente a que el país carece de política para atraer inversión extranjera; hacer atractiva la colocación de capitales como sí lo están haciendo los países vecinos, posición que tiene sentido, ya que el modelo hasta ahora implementado se basa sobre la inversión pública. Y si bien ello es factible hasta cierto nivel, no habrá sustentabilidad si se carece de la inversión privada nacional e internacional, que no solo aporta capital sino eficiencia y oportunidades, que no lo tiene necesariamente lo público. En época de globalización, la política internacional es la gran política del Estado, y el accionar internacional del presidente nos está dando prestigio y dignidad que se debe valorar.
