Una noche después de una borrachera y mientras caminaba a tumbos un carro lo atropelló. Estuvo grave y quedó discapacitado.
Una parte del cuerpo le tiembla al caminar, apenas balbucea y muchas de sus neuronas murieron.
Antes de aquello trabajaba como pescador, pero era más un ratero de poca monta. Una mañana tuvo un golpe de suerte cuando fue a la playa y robó el bolso de unos turistas. Dicen que además de ropa había un número de lotería dentro de una billetera. El número resultó premiado. Compró casa, carro y una lancha para pescar. Un día pasé por su casa y la mujer armada con cuchillo lo maldecía. Él estaba en la vereda con cara de perro asustado y trozos de tallarín en el pelo. El típico problema de marido y mujer a la hora del almuerzo y que tiene como espectador a todo el barrio. Un par de años después se quedó sin nada cuando lo atropellaron. La mujer lo abandonó y él ahora vive en casa de los padres. Lo volví a ver ayer caminando con un gorro navideño. Me hice entonces una pregunta tonta ¿y si no hubiese robado el bolso de los turistas?