Los mandatarios y representantes de las 12 naciones que integran el bloque, anunciaron en una declaración que “acogen con beneplácito” la iniciativa del secretario general del organismo, Ernesto Samper, de adoptar la “ciudadanía suramericana”.

Esta decisión, según había anticipado Samper, abre el proceso para eliminar en un futuro las barreras para la libre circulación de personas por un territorio de 18 millones de km2.

Los mandatarios convinieron “continuar con el proceso de construcción de la Ciudadanía Suramericana”, sin fijar plazos o determinar los pasos a seguir, según el documento suscrito tras dos días de deliberaciones.

El presidente anfitrión Rafael Correa consideró “fundamental” la implementación de esa iniciativa, a la que calificó como “verdadera integración”. 

El compromiso anunciado supone para varios líderes sudamericanos el mayor avance en su integración desde la entrada en vigor este año de la “cláusula democrática”, que aísla a eventuales gobiernos de facto en una región con un sangriento pasado de dictaduras y controvertidas destituciones presidenciales.

“Ya somos un bloque unido en la diversidad que está apuntando hacia una gran zona de desarrollo económico (...), y lo más importante: hacia la ciudadanía sudamericana”, destacó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.

EDIFICIO. Correa, al iniciar el debate con sus colegas suramericanos, aseguró que la integración regional “no tiene marcha atrás”, aunque también observó deficiencias en el funcionamiento del grupo.

Para él, la integración debe ser “integral” y la nueva sede, un edificio “inteligente” y moderno, debe permitir organizar y coordinar las políticas comunes que profundicen los procesos de unidad con toda América Latina. 

La sede permanente de la Unasur en la Mitad del Mundo llevará el nombre de su primer secretario general, el fallecido expresidente Néstor Kirchner, representado en una escultura ubicada en la entrada. 

El edificio cuenta con 20 mil metros cuadrados de construcción, cinco pisos más dos subsuelos. 

La parte saliente tiene 55 metros y es el más largo de América.  

La imponente obra tuvo un costo de 43,5 millones de dólares, asumidos totalmente por el Gobierno ecuatoriano.