Así, audazmente presenté esta idea a Lesther Macías Vera de Carofilis, en calidad de Directora de la Sección Académica de Literatura, se entusiasmó y juntos comenzamos a dar forma al proyecto para presentárselo a Dumar Iglesias Mata, quien lo apoyó sin objeciones de fondo; eso sí, advirtiéndonos que la Casa de la Cultura de Manabí está viviendo una crisis económica. No se pagó a nadie honorarios por la organización o por presentar sus ponencias.

El reto fue si aceptarían los actores culturales preparar ponencias con exigencias mínimas de carácter académico y sin honorarios. Nos alegramos en recibir respuestas en su gran mayoría de apoyo a esta iniciativa. Gesto que agradecimos; convirtiéndose en un termómetro de ver el nivel de compromiso que se tiene con el fortalecimiento de la cultura manabita, más allá del espectáculo cultural y de la vanidad egocéntrica que padecemos los seres humanos.

Hacer un simposio los días sábados y a las 15h00, era una de mis locuras. Sin embargo lo hicimos y durante tres horas mantuvimos el interés del público, en su mayoría jóvenes y profesores de literatura, ansiosos de conocer sobre nuestra producción, ausente de los programas oficiales de estudios. Pero que tampoco se la prohíbe; por lo tanto, no impide a los educadores buscar estrategias. para dar a conocer a nuestros valores. 

Sin embargo, se encuentran con la barrera que no hay textos que analicen pedagógicamente la literatura manabita. A esto se suma que el hábito de lectura en los textos físicos disminuye por la ausencia de librerías. Tampoco se utilizan las nuevas tecnologías digitales para indexar al Internet las creaciones de los nuestros escritores, herramienta que cada día gana espacio.

La proyección de la literatura manabita a nivel nacional fue motivo de debate en estos ocho encuentros que tuvo el Simposio, pero hubo un consenso en señalar dos principales causales: el centralismo cultural y la falta de perseverancia y actualización de los escritores. Algunos de ellos, producto del marketing y de auto adjetivos calificativos, que muchas veces se han creído “poetas” sin serlo, aunque es subjetivo su calificación; pero su producción así lo demuestra. Ellos debilitan la imagen cultural manabita ante el mundo; mientras los verdaderos poetas, cuentistas, novelistas, viven el anonimato. Esperaremos la publicación del Libro Memoria del Simposio de Literatura, que será una guía para el estudio, la reflexión y el debate sobre la realidad descarnada de nuestra literatura regional.