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Perfil
Rafael Pincay: Época de gloria

Rafael Pincay compartió camerinos con Juan Manuel Bazurco, un sacerdote español que jugaba al fútbol y que fumaba después de los entrenamientos y de los partidos.

Martes 02 Diciembre 2014 | 06:00

Eran otras épocas, y el exarquero Pincay había llegado a Liga de Portoviejo con 22 años, luego de haber decidido desvincularse de Barcelona.
Dos años antes había debutado en el arco del desaparecido Manta Sport, de la mano del técnico Carlos Raffo, vieja gloria de Emelec. 
Pincay era ágil y vivió la época dorada del fútbol amateur de los ‘60 atajando para Emelec de Tarqui, un equipo ya desaparecido. 
El estadio Jocay en ese entonces era una construcción precaria con tribunas de madera. 
En 1968 el Manta Sport ganó la categoría de la Serie A y la directiva se dio a la misión de reforzarse con jugadores que habían destacado en los campeonatos amateur. Reclutó entonces a jugadores como Eduardo “Tucho” Vélasquez y Rafael Pincay, quien era uno de los mejores porteros de la época.
Sin embargo, tuvo que pasar un año para que su debut llegara en 1969, en un partido ante Aucas en Quito.
BARCELONA. En 1970 se sumó a Barcelona junto a los jugadores manabitas Jacinto Santana y Guillermo “Cachorro” León. 
El suceso fue de repercusión nacional: en ese entonces la revista Estadio publicó una foto en portada de los tres manabitas con un titular contundente: “Salprieta manabita para reforzar al ídolo”.
La aventura duró tres meses. A Pincay no le convenció el trato recibido por los “canarios”, que eran presididos por Galo Roggiero. 
“Nos trataban mal, no nos daban las comodidades necesarias”, recuerda Pincay 44 años después.
Decidió abandonar las filas amarillas para sumarse a Liga de Portoviejo, que acababa de ascender a la Serie A y había armado un plantel de ensueño con jugadores como Alfonso Obregón, Kléber Torres, César Vallejo y Juan Manuel “El Padre” Bazurco, a quien traían en avioneta desde un poblado de Los Ríos, en donde era párroco.
Bazurco era la estrella, pero no tenía ínfulas de serlo. Tampoco predicaba, sólo se dedicaba a jugar fútbol. 
“Era un jugador simple; una vez perdíamos tres a cero con El Nacional en Quito y Bazurco hizo tres goles, todos de la misma forma, picándola por encima del arquero”, recuerda Pincay.
De esa misma forma haría dos años después el gol con el que Barcelona se impuso a Estudiantes de La Plata, en Argentina, en un partido histórico.
JUVENTUD ITALIANA. En la siguiente temporada Pincay se sumó a Juventud Italiana por dos años. En 1973 llegó a Deportivo Cuenca, equipo en el que estaría por dos temporadas. Sin embargo, a los 26 años el portero decidió abandonar el arco para irse a vivir a Estados Unidos: en ese entonces los sueldos no eran los de ahora y él tenía que buscarse un mejor destino, lejos de las canchas.
 
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