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Liga de Portoviejo
Hinchas pasaron de la ilusión a la tristeza

El guión de la historia cambió abruptamente. La alegría e ilusión que tenían cientos de hinchas que llegaron hasta Ibarra y otros que en Manabí y el resto del país esperaban el triunfo se canjeó por incredulidad, impotencia y hasta lágrimas.

Lunes 01 Diciembre 2014 | 05:00

Liga de Portoviejo llegaba al último partido de la Serie B con buena salud. Tenía que jugar ante Imbabura, el penúltimo de la tabla y con grave riesgo de descender, en un cotejo que, de ganarlo, lo clasificaba a la Serie A del fútbol ecuatoriano.
Así, en ese estado de cosas y alentado por los resultados positivos de los anteriores cinco partidos, Álvaro Pico, de 52 años, desafió las recomendaciones de los médicos y una platina de acero que hace dos meses colocaron en su pierna derecha, y desde Quito emprendió el viaje hasta Ibarra. Nadie lo acompañó en su campaña; es más le repetían que no asistiera, que la fractura en tres partes de su meseta tibial aún estaba fresca, pero Álvaro en ese momento sólo escuchaba el grito de los tambores y se imaginaba a los jugadores celebrando la clasificación, así que apoyado en dos muletas agarró dos buses y llegó a Ibarra. “Esto no me lo puedo perder”, señaló en la previa del encuentro.
Más. Fabricio Zambrano en cambio asistió con sus amigos de la barra Currincho Sport. Desde las 07h00 del sábado se apostó en la calle Jaime Roldós de Ibarra cerca al estadio Olímpico para alentar a Liga. En su mente no cabía otra opción que un triunfo de su “Capira”. Además, con el apoyo de otros 2.500 hinchas que llegaron al sector, hacían sentir como local al equipo manabita. Los aficionados del rival ni se acercaron al estadio. Una marea verde y blanco invadía Ibarra con ritmo, cánticos y el grito de guerra de Liga a la A.
Byron Quezada, de La Sequita de Crucita, a última hora armó un viaje con amigos del sector y en una camioneta decidieron emprender la aventura de ver a Liga en la A. Llegaron al estadio una hora antes del cotejo y se unieron a la marea verde y blanco. Se tomaban fotos con celulares para dejar constancia de que estuvieron en el momento histórico de la clasificación.
Janeth Santos, una guapa abogada portovejense y madre de tres hijos, salió desde el viernes en un bus fletado para asistir al encuentro. Iba forrada con los colores verde y blanco, pero en Ricaurte de Chone la Policía impidió el paso del bus por no tener permisos completos. Igual les pasó a otras nueve unidades de transporte público.
La abogada, sin dejar su sonrisa, siguió su hazaña y encontró asiento en un bus que iba a Ibarra. En el estadio no dejó de alentar con una bandera grande y una pañoleta verde y blanco en su cabeza. Veía la clasificación cerca. 
Cada uno de los 2.500 hinchas que llegaron tenían una historia similar, habían adecuado horarios, otros debieron prestar dinero para el pasaje y la comida, diferir una visita familiar o cualquier actividad habitual. Todo para estar en el partido histórico que regresaría a Liga a la Serie A.
Al final del encuentro, que terminó 2-1 a favor de los locales,  lágrimas de desazón se notaron en muchos de ellos al no ver a su equipo clasificar  a la “A”. 
 
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