Texto. “Es cosa comprobada que nuestros aborígenes primitivos poblaron lo que es ahora Portoviejo entre el 700 y el 800 d.C., en pleno período clásico de las culturas del área andina (100-1500 d.C.). Era paleolítica y se discute si la llegada de nuestros antecesores fue por mar o tierra, desde el norte o desde el sur. Hay teorías con buenos fundamentos y para todos los gustos al respecto. Por sobre todas ellas, la más convincente es la que dice que los Mayas desembarcaron frente a nuestras costas procedentes del norte, desde la península de Yucatán y entregaron su influencia, su pureza racial y su cultura a dispersas tribus primitivas llegadas a las costas americanas después del diluvio. Los Mayas, expertos en columnas, jeroglíficos y cerámicas, impusieron una cultura superior y su influencia supuso un adelanto para aquellos que se debatían en la edad de la piedra pulimentada. Es idéntica la forma de quemar el suelo antes de cultivar la tierra de los Mayas comparada con la que aún se practica en Portoviejo. La cerámica fina, la piedra finamente labrada en estatuas y columnas, los brazos cortos, las serpientes, las ollas en trípode, las botellas de cuello angosto son aspectos peculiares del pueblo Maya, transmitidos a nuestros hombres primitivos, quienes imitaron pero nunca lograron la policromía y el acabado de los objetos descritos. 

Para mediados del siglo XV, allá por 1450, de acuerdo a lo que dicen Garcilazo de la Vega y Juan de Ulloa, asoman los Incas por Manabí y Portoviejo. Primero Tupac-Yupanqui de paso y como conquistador, probó en carne propia los rigores climáticos del trópico, aunque acampó en las cercanías de Jipijapa, conoció el mar, navegó en balsas nativas por el océano y sometió algunas islas (las del Golfo de Guayaquil), regresó rápido a su Cuzco natal desconcertado por el atraso organizativo y cultural de las tribus dispersas en Manabí y por lo insalubre del clima”.