Invadieron Irak y montaron en este país un ejército privado de mercenarios de más de 30.000 hombres. Para invadir a Libia utilizaron a tribus dispersas y a mercenarios planetarios vinculados a Al Qaeda para derrocar a Kaddafi. Para atacar a Siria crearon a Al Nusra (2012) y al DÁESH o Estado Islámico (2013) que al no poder derrocar al presidente Assad luego de tres años de guerra, se dirigieron al norte de Irak, amenazando los intereses de EE.UU., donde la Chevron y la Exxon controlan la producción petrolera. Es conocida la reunión (Mayo del 2013) entre terroristas del estado Islámico, John Mc Cain, senador republicano de Estados Unidos, y el Mossad (seguridad de Israel). Estos engendros del terror, han sido creados por EE.UU., la OTAN e Israel, con el apoyo financiero de Arabia Saudita, Qatar y el entrenamiento en bases militares de Turquía en la frontera con Siria, por donde filtran todo el material de guerra y combatientes de este ejército. 

Exacerbaron el fanatismo religioso, las diferencias entre las distintas confesiones, como método para incorporarlos a la guerra. En una resolución que asombra por su cinismo, el Congreso Norte-Americano, autoriza el uso de más recursos para combatir al EI, pero también para financiar las actividades de los terroristas “moderados” de Siria, lo que desenmascara su verdadera intención. 

En la geopolítica del Imperio, en el dominó de la región, controlan Afganistán, invadieron Irak, Libia y ahora es el turno de Siria, para luego continuar con Irán. ¡El control del mundo y del petróleo!