“Sin duda, Manta es deficitaria en áreas verdes para sus pobladores; no creo nos acercamos a los recomendados 9 M2 de verdor por habitante; por ello, es de otra vez recordar al GAD local que existen 90 Ha. vacías, sin utilización práctica, se diría hasta contaminando la urbe por ser reservorio de combustibles de Petroecuador, en Barbasquillo, y que los muchísimos moradores que las circundan las solicitan para ahí contar con un gran pulmón verde en beneficio de la ciudad toda. El GAD de Portoviejo con varias obras de este tenor y contando con el área del que fue aeropuerto, alcanzará 20 M2 de áreas verdes por habitante, lo que se constituye en ejemplo para otros municipios, especialmente para el de este puerto, que debería emular estas iniciativas. Por lo pronto ya tiene dos: Estas 90 Ha. que son un peligroso foco infeccioso rodeado de gente, y lo mismo, el parque propuesto en el área que circundan las Villas del Seguro, el Paseo Shopping y Manta Boulevard. ¡Munícipes porteños, aquí hay oportunidades para que se hagan ver!”
A lo anterior, pese a que pienso no exige más ampliaciones, adiciono que el cantón Montecristi, con el o los campos de golf, plenos y rodeados de naturaleza que se están construyendo en la espléndida urbanización “Montecristi Golf Club & Villas”, estimo que este antiguo cantón, al igual que Portoviejo -por lo ya anotado- en esta materia tienen “prueba superada”, como coloquialmente decimos. Anotando, que el logro del “buen vivir”, no se requiere solamente con piso y techo, que es en lo que proveyéndolos el BIESS ha tenido éxito -aunque con excepción de los edificios Manta Boulevard, Maratea y otros por las demoras incurridas- por lo que este ente requiere alcanzar los niveles de áreas verdes que arriba está anotado.
Solo es de desear que a lo anterior no se antepongan intereses político/empresariales que usurpen este derecho ciudadano con réditos solo para quienes lo decidan y emprendan, y los terrenos aludidos en esta y tantas otras notas de este tenor se los conviertan en más masas y/o moles de cemento que terminan asfixiando a los necesitados que habitan en esos a la postre insalubres tugurios urbanos, como los hay tantos en nuestras urbes y que se acabarían con el paso a la racionalidad y consideración de las autoridades, al dar luz verde y áreas de ese color a la ciudadanía.