Los jóvenes, con los rostros cubiertos con máscaras y pañuelos y acompañados de estudiantes de otras escuelas, llegaron a un establecimiento de la cadena Aurrerá y llenaron decenas de carros de servicio con víveres, electrodomésticos, ropa y artículos de higiene personal.
Fuera del centro comercial, los estudiantes regalaron una parte de los productos a los transeúntes y el resto lo llevaron a su escuela, donde las familias de los desaparecidos esperan noticias de sus hijos y avances en la búsqueda por parte de las autoridades.
Los estudiantes hicieron lo mismo en otro establecimiento de la cadena Comercial Mexicana y trataron de repetirlos en uno más, pero lo impidió a tiempo un equipo de policías antimotines.
Los protestantes, familiares y otros grupos que los apoyan mantienen las protestas cada vez más violentas para exigir al Gobierno encontrar a los 43 estudiantes que desaparecieron el pasado 26 de septiembre tras haber sido detenidos por policías y entregados al cártel Guerreros Unidos, según la investigación.
Esa misma noche también murieron seis personas y 25 resultaron heridas en ataques a tiros perpetrados por policías locales por órdenes del entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda, operadores de Guerreros Unidos y hoy prófugos de la Justicia. Recientemente los estudiantes quemaron parte del Palacio de Gobierno de Guerrero y de la Alcaldía de Chilpancigo.