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Agricultura
El uso de pesticidas, una realidad peligrosa

Los insecticidas organofosforados, que son considerados tóxicos, aún se usan en fumigaciones de productos para el consumo humano.

Domingo 26 Octubre 2014 | 10:00

Algunos son considerados cancerígenos y aunque se los ha prohibido en la última década, aún aparecen en algunos alimentos, según Antonio Kure, especialista y articulista.
Ernesto Cañarte, entomólogo de investigación del Departamento Nacional de Protección Vegetal del Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), en Portoviejo, indicó que hay productores que hacen caso omiso a las recomendaciones. 
“Hay veces que usan los plaguicidas entre tres y cuatro veces por semana, cuando hay ocasiones en que debería ser de uso quincenal”, citó.
Sin embargo, el equilibrio es la base fundamental en los cultivos, pues no se puede vivir sólo de la agricultura orgánica, agregó. 
Emilio Loaiza, ingeniero agrícola, manifestó que esto no es nuevo. Desde 1960 se comenzó con el uso indiscriminado de químicos. Según él, la mentalidad de los productores era de que mientras más pesticidas se usaran, mejor era la producción. 
El tomate, según él, es el alimento que más se expone a los químicos, pues es vulnerable a muchas plagas y se lo fumiga constantemente.
¿Sabía usted que las frutas y verduras están cubiertas de ‘asesinos’ de insectos, fungicidas y otros productos químicos?, se pregunta Kure.
Según él, un reciente estudio del Departamento de Agricultura y Alimentación (APHIS) de EE.UU. y los de Europa ha encontrado residuos de plaguicidas detectables en el 68 por ciento de las muestras de alimentos.
Frutas y verduras son comúnmente contaminadas con insecticidas organofosforados (sustancia química que se incluye en los pesticidas y son de largo efecto residual), asegura Kure, basándose en un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
ETIQUETADO. La Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de Calidad del Agro (Agrocalidad), identifica a los químicos con etiquetas de colores.
Son “extremadamente tóxicos” los que tienen la etiqueta de color rojo; altamente tóxico lo que la etiqueta es  amarilla; moderadamente tóxicos son de color azul y ligeramente tóxicos son los que tienen etiqueta verde. 
Para algunos agricultores es más fácil comprar químicos con este etiquetado, pues les advierte los riesgos. 
Iván Rodríguez, agricultor,  dijo que en su cultivo priman los productos verdes. 
“Uso también el azul y amarillo, pero en menor proporción y frecuencia”, manifestó. 
Él indicó que intenta que su cultivo sea, en lo mayor posible, sano. 
“Yo también me alimento de estas frutas. Mi familia lo hace igual, debo pensar en ellos”, dijo. 
Sin embargo, Benjamín Guillén, quien lleva 15 años siendo agricultor, aseguró que su cultivo es fumigado hasta dos veces por semana, pues las plagas como el “Lorito”, afectan el cilantro que produce.
Lo que él destaca es que el abono que coloca es hecho por él “con la materia prima que le da la naturaleza -estiércol, por ejemplo-”. 
Para Alfredo Saltos, ingeniero agrónomo, la etiqueta y su contenido es fundamental. 
Estas deben ser claras, en idioma español, en que se indique los índices de toxicidad, la tolerancia residual, las dosis, recomendaciones para su uso, los antídotos a emplearse en caso de intoxicaciones, fechas de elaboración y caducidad, dadas con toda comprensión y sobre todo señalar el llamado Intervalo de Precosecha (IPC), que se refiere al número de días antes de la recolección en que deben aplicarse los pesticidas a los cultivos.
En la actualidad hay alrededor de 2 mil plaguicidas y productos afines registrados en Agrocalidad. 
EFECTOS. Algunos frutos y productos absorben directamente los químicos. Sin embargo, Segundo García, doctor en química y farmacia, comentó que los tóxicos no afectan al instante.
Según Antonio Kure, las frutas y hortalizas más contaminadas podrían ser nectarina (contienen hasta 26 diferentes pesticidas), melocotones, peras, apio, manzanas, cerezas, fresas, uva, espinacas, papa, pimientos dulces y frambuesas.
Saltos explicó que lo acontecido con el DBCP (dibromo cloro propano), químico que se usó en el país para controlar a los nemátodos en varios cultivos, pero especialmente en banano “provocó esterilidad masculina en quienes lo fabricaban y aplicaban en el campo”. 
Además, según Saltos, se demostró también que causó cáncer gástrico a quienes recibían sus aspersiones.
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