Ponce aprendió la agricultura desde niño. Su padre, su abuelo y otros antepasados siempre se dedicaron a la siembra de maíz, labor que él realiza en el sitio Matapalo Afuera, del cantón Tosagua. Es optimista y considera que la actividad mejora gracias a las nuevas técnicas de producción que aplican en su sector.

AYUDA. Él y otros campesinos de su sector explicaron que antes sembraban con semilla de maíz reciclada que recogían de cultivos anteriores. 

Ahora entendieron que lo mejor es utilizar semilla certificada mejorada, con más nivel de fertilidad, resistencia a enfermedades y mayor grano o mazorca por planta. 

Antes la semilla era gratis porque la recogíamos de nuestros mismos sembríos, pero no nos daba garantía y no resistía enfermedades, ahora pagamos hasta 200 dólares por un saco para sembrar dos hectáreas, pero es más seguro, dijeron.

Agregaron que la técnica llegó con programas estatales como el Proyecto Nacional de Semillas, que les entrega paquetes de semillas certificadas, insumos agrícolas, abonos y asistencia técnica a bajos precios. 

Los cambios se sienten, dijeron. De hecho, Ponce se compró una camioneta y además equipos para riego gracias a las tres últimas cosechas en las cinco hectáreas de cultivos que tiene.

El incremento en la producción la sienten también los comerciantes de maíz. En Tosagua, donde se logra la mayor cosecha de Manabí, hay cinco comercializadoras privadas que compran el producto, además de los silos de la Unidad Nacional de Almacenamiento (UNA).

Negocio. Jeferson Gaybor, de la comercializadora del mismo nombre, señaló que la producción en este cantón es intensa cada año y puso como ejemplo que en el 2013 compraron  8 toneladas de maíz y en este año en tres meses ya adquirieron 10.000 toneladas “y sigue llegando la cosecha”, mencionó. A eso sumó que la industria nacional prefiere el maíz manabita por su intenso color rojizo. 

El maíz manaba está sobre el de Los Ríos y otras provincias maiceras, aseguró. Alentado por esa realidad, Gaybor implementó un sistema industrial de secado que permite disminuir el grado de humedad e impureza del grano, pues la industria lo requiere al 13 por ciento de humedad y 1 por ciento de impureza. “De esa manera le damos un valor agregado”, indicó. 

Sin riego. Sin embargo de las buenas cifras, los agricultores señalan que sólo pueden producir con las lluvias del invierno y en verano no hacen nada, por lo que necesitan sistemas de riego para sembrar en las dos temporadas y tener mejores ingresos.