En Manabí, al parecer nuestros padres, nuestros líderes, nuestras autoridades, nuestros educadores no han logrado encender esa vela. 

El viento de la indiferencia siempre les arrebata su oportunidad manteniéndolos en la oscuridad del subdesarrollo. Pero eso sí, siempre están llenos de las buenas intenciones y justificados todos están. Y así, el círculo vicioso se completa dándole las vueltas al problema sin llegar a ningún lado. 

Y ese es el problema fundamental. Nuestros líderes políticos, empresariales, sociales y hasta de la docencia universitaria viven en un mundo de indiferencia, casi dentro de un caos organizado. 

El clamor hacia ellos de muchos que hacemos opinión ha sido en vano. Pero la esperanza es lo último que se pierde y ahora quisiera mirar hacia el único factor, el factor X, nuestra juventud manabita, que podría ser la que marque la diferencia entre un Manabí pujante y progresista o un Manabí sin suficientes oportunidades para ellos hacia el futuro. 

Para esto, la juventud manabita tiene que reflexionar y hacerse las preguntas difíciles que nuestros padres y educadores talvez nunca se las hicieron o les dio mucho temor encontrar las respuestas. Ustedes, juventud manabita, y en especial aquellos que están por graduarse de la Universidad y convertirse en profesionales, se han preguntado lo siguiente: 

Luego, de graduarse, ¿cuáles son las posibilidades de encontrar un trabajo acorde a tu profesión? ¿Cuál es el nivel de subutilización de nuestros jóvenes profesionales? ¿Cuántas veces te has encontrado que el señor taxista que te transporta es un ingeniero o abogado que le es imposible encontrar un trabajo en su rama? 

La gran mayoría de nuevos jóvenes profesionales ¿a dónde emigran y por qué?. ¿Han notado que en Manabí existen muy pocas industrias que no puedan emplear a tantos nuevos profesionales? 

¿Por qué no se desarrollan nuevas industrias en Manabí y diversificamos nuestras fuentes de trabajo? 

¿Por qué nuestros estudiantes universitarios y futuros profesionales, y en especial sus dirigencias, no se interesan en los planes que haya o no haya para el desarrollo sostenido de un Manabí progresista? 

Al parecer y posiblemente para estas dirigencias su futuro ya está arreglado. ¿Y para los demás estudiantes y futuros profesionales? 

Es hora que nuestra juventud manabita, la de a pie, nos salve de nosotros mismos y rompa el silencio de algunas élites externas e internas que les encanta mantenernos en el estatus quo. La pregunta es si nuestra juventud manabita tiene el corazón y el coraje para hacerlo.