Durante esos períodos, Bet sufre estados de confusión en las escasas horas que está despierta, por lo que es incapaz de distinguir la realidad de los sueños.
La joven, residente en Manchester, Inglaterra, asegura que la enfermedad le ha impedido vivir experiencias propias de su edad. “Me paso la mitad de mi vida en la cama. La adolescencia es una etapa crucial, estás en el instituto, la universidad, quieres conseguir un trabajo, descubrir quién eres”, dijo.
“Sólo recuerdo fragmentos de cada episodio, por lo que la mitad de mi vida desaparece”, lamentó la joven.
Unas mil personas sufren este trastorno en el mundo, el cual no tiene cura.