La portavoz del nadador, Monia ben Driss, explicó que el joven, de 27 años, se encuentra “muy cansado pero feliz por haber completado el proyecto” que inició hace un año y medio, cuando nadó los 16,6 kilómetros que separan Europa de África a través del estrecho de Gibraltar.
Su última etapa consistió en cruzar el golfo de Aqaba, en el mar Rojo, partiendo desde la localidad egipcia de Dahab hasta el punto más cercano de la costa saudí.
En total, Baraka nadó más de 65 kilómetros con el objetivo de unir los cinco continentes del planeta de una forma peculiar para acercar su cultura al resto del mundo.
El joven nadó también por el estrecho del Bósforo, en Turquía, para unir Europa y Asia; entre las islas de Little Diomede en Alaska (América) y la de Big Diomede en Rusia (Asia); y entre Nueva Guinea e Indonesia, en su intento “simbólico” de juntar Oceanía y Asia.