Según el informe de HRW, decenas de detenidos sufrieron graves abusos físicos, incluidas violentas golpizas, puntapiés y descargas eléctricas, al ser arrestados y durante su detención.
SALDO. Más de 270 personas fueron detenidas durante las manifestaciones, según organizaciones ecuatorianas de derechos humanos. Más de cien aprehendidos fueron llevados ante un juez y procesados por delitos como “ataque o resistencia” a la autoridad y “daño a bien ajeno”. Una minoría de los manifestantes estuvo involucrada en actos de violencia durante enfrentamientos con la Policía, que dejaron un saldo de más de 30 oficiales heridos, según datos de HRW.
TESTIMONIOS. Entre los 19 casos de testimonios prestados a fiscales que fueron revisados por Human Rights Watch, está el de Cristian, de 19 años, quien afirmó que se encontraba fuera del colegio Mejía esperando a un amigo, cuando recibió una llamada de otro amigo que se encontraba dentro del edificio y le avisaba que no se sentía bien. Cristian dijo que ingresó para buscar a su amigo, y estaba en el baño, cuando policías ingresaron y lo obligaron a salir y acostarse boca abajo en el suelo del patio.
Los agentes lo golpearon con cascos, le propinaron puntapiés en el rostro y le jalaron el cabello. Luego llevaron a los detenidos fuera del colegio, contó.
Cristian dijo que sintió
que los policías le “pusieron electricidad en la espalda, a la altura de los riñones”, y le daban golpes con palos.
GOBIERNO. Los ministros de Justicia, Ledy Zúñiga, y del Interior, José Serrano, aseguraron que luego de las detenciones la Cruz Roja evaluó a cada joven e “incluso las recomendaciones en ciertos casos han descartado tratamientos específicos”, dijo Zúñiga
Serrano aseguró que los estudiantes presentaban escoriaciones, magulladuras y traumas que se hicieron en el momento de la detención, porque la Policía no pide que se detengan con “pétalos de rosa”.