Empiezo recordándoles el viejo refrán que afirma: “el camino del infierno está lleno de buenas intenciones”. Porque eso es lo que está ocurriendo con tan delicado asunto. Y estos son mis argumentos: 

1) La presentación de dichos documentos ya es extemporánea porque faltan solamente seis meses para llegar a la fecha límite que establece la Ley de Límites Internos para que se haya realizado la Consulta Popular sobre este tema que es el fatídico: 15 de abril del 2015.  Entonces, cabe la pregunta: ¿por qué no se lo hizo antes? Mariano tiene ya diez años en funciones… y el problema arranca desde hace más de 40 años (1967). Pudo hacerlo por lo menos hace un año, porque la mencionada ley está vigente desde el 16 de abril del 2013. Y no habrá postergaciones porque fue el propio presidente Correa quien envió a  la Asamblea Nacional, con fecha 28 de marzo del 2013, la disposición transitoria novena que manifiesta: (… en el plazo máximo de dos años contados a partir de la vigencia de la presente ley, resolverán los conflictos de límites existentes… El incumplimiento de esta disposición será causal de revocatoria del mandato de los respectivos alcalde o prefecto”. Y esto, porque luego viene la integración constitucional de las regiones autónomas, que tendrán un gobernador regional, elegido por votación popular (Art. 251). 

2) En el supuesto que el Presidente Correa les conceda la audiencia para recibir los documentos manabitas, estos pasarán al Comité Nacional de Límites Internos para escuchar a la otra parte (Guayas) e iniciar la etapa probatoria. Esto tomará por lo menos tres meses… y llegaremos a enero de 2015. 

Es decir, mientras nosotros estamos enredados con documentos y comisiones, el Prefecto del Guayas ya está trabajando para ganar la consulta popular y le pedirá al presidente que la convoque para salvarse de la revocatoria del mandato. Al perder la consulta, Mariano y Clarita tendrán que renunciar a sus funciones y asumirá la prefectura uno de los alcaldes manabitas, que será, seguramente, el que propuso a la corporación elegir el camino equivocado, que hoy estamos siguiendo: esperar que el Presidente Correa nos dé la razón. Fue la trampa perfecta para la debacle administrativa que se nos viene. 

Sería un milagro que el presidente Correa se pronuncie diciendo  que “La Manga del Cura” es manabita. Entonces lo elevaremos a los altares, y yo dejaría de escribir en El Diario.