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El ordenamiento, una larga deuda para Portoviejo

“Nada”, así resume Eriko Bernal, director municipal de Planificación, respecto a lo que encontraron de ordenamiento al llegar a la actual administración.

Sábado 18 Octubre 2014 | 09:00

Autoridades, analistas y urbanistas coinciden en que una de las más marcadas falencias de la ciudad ha sido la falta de regulación de su crecimiento.
Aunque se fundó más cerca del mar en 1535, la ciudad fue reubicada en dos ocasiones y se calcula que para inicios del siglo XVII ya se encontraba en su actual localización.
Jean Paul Demera, arquitecto, explica que entonces se la ordenó igual que el resto de ciudades fundadas por los españoles: con un damero.
Esto es, explica, una cuadrícula que alrededor de una plaza ubicaba las principales instituciones de ese entonces.
Demera señala que luego de eso se ha dado históricamente un crecimiento que no ha respondido a una planificación.
Herencia. Juan José Perero, también arquitecto, señala que la urbe ha ido creciendo en un proceso improvisado que ha sido similar con el paso de las décadas.
“Primero llegan las viviendas y luego la infraestructura urbana y los servicios”.
Ambos profesionales coinciden en señalar la necesidad de realizar verdaderos planes de ordenamiento que “no solo proyecten vías” sino que incluyan el análisis social, histórico, productivo, vial y urbano de la ciudad y que se los implemente con visión a largo plazo.
Riesgo. Jimmy Polanco, arquitecto, señala que uno de los peligros de no ordenar el crecimiento es que en sitios como hacia la vía a Crucita se ha extendido la malla urbana sobre lo que era suelo agrícola.
Resalta que en estos casos hay especulación con el uso del suelo: se compran terrenos agrícolas a bajo costo y se los urbaniza para venderlos a un precio mucho mayor.
“Cada vez los productos  agrícolas vendrán de más lejos y se encarecerá el costo. Llevar servicios a sitios más distantes será también más caro”, advierte.
Verde. Una investigación de la Universidad San Gregorio de Portoviejo, que desde hace un año realiza la carrera de arquitectura, advierte que la ciudad tiene en promedio tres metros cuadrados de áreas verdes por habitante, cuando lo recomendable es 12.
Juan Carlos Mera, coordinador de esa facultad, explica que es una evidencia del crecimiento desordenado. “Han existido planes pero cada administración los ha cambiado. No ha existido continuidad”, señaló.
Caos. El arquitecto David Cobeña, agrega que la falta de planificación también se evidencia en materia de tránsito.
Critica que históricamente no se han desarrollado políticas para motivar la existencia de edificios de estacionamiento, determinación de zonas con parqueo tarifado y más.
Cuestiona medidas como la de permitir el “arriendo” anual de aparcamiento en las calles. “Eso no ayuda al orden”, dijo.
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