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JOSEFINA VITERI MENDOZA
Identidad manabita en la Manga del cura

Transitar por la extensa comarca que conduce a los poblados que conforman La Manga del Cura, es como viajar por el sendero que condujo nuestra lectura hacia Macondo, ese mundo reinventado en Aracataca por el célebre García Márquez.

Viernes 17 Octubre 2014 | 03:00

Esa fue la sensación que tuve hace  más de una década que junto a maestros y estudiantes  del “Eugenio Espejo”, de Chone, abrimos el surco para que la práctica docente fuera simiente en aquellos lejanos lugares, paradójicamente olvidados por la ley de división territorial o como se la llame hoy; fuimos artífices de una política educativa nacional que  reabrió escuelas, llegando con decisión a ejecutar proyectos educativos de aula y de desarrollo comunitario, estableciendo nexos directos con los comuneros, actores sociales, agencias de desarrollo y todos los que suman ideales y esperanzas junto a la gran represa Daule-Peripa, aún sin haber recibido la obra redentora. 

Allí estuvimos, supervisando el trabajo educativo desde Chaune, cruzando  por San Román, la 60, Luz de América, La Toquilla, Santa Rosa de Armadillo, Colonia de Río Amazonas, 2 de agosto, Colonia de Eloy Alfaro, La 30,  El Paraíso de la 14, Miraflores, Las Vegas, Carlo Julio, La Primavera, Bananera Ecuatoriana, El Descanso, San Ramón, Grupo Arreaga, La Chorrera, Estero de Damacio, Damacio Chico, Damacio Grande, San Jorge, LUÍS MARÍA PINTO, La Palizada, Las Guaijas, El Retén, La Caoba, San Daniel, San Camilo, La Florida, Santa Teresa y  Santa María, en las que exísten escuelas con nombres de los cantones manabitas, con partidas presupuestarias de Manabí, al pertenecer inicialmente a las Redes Autónomas Educativas Rurales y hoy a la Zonal provincial de Educación. 
Hay oralidad, testimonios, recogidos en monografías académicas que realizamos en este trabajo docente, al igual que roles de pago  de pasantías, inversiones educativas en diversos proyectos de memoria cultural que certifican el manabitismo de esta subregión del norte  de la provincia.
Todo, a no dudarlo, ratifica la identidad manabita de este territorio que conserva saberes ancestrales vinculados íntimamente con lo nuestro; no es justo que se trate de confundir una  verdad histórico-geográfica-etnográfica de esta magnitud. Es la hora de la unidad provincial, de la justicia y de los buenos ejemplos de mancomunidad con los vecinos, no permitiendo que sean usurpadores o invasores en épocas de cambio. De pie Manabí.                                   
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